Cualquiera que comparta su vida con un gato habrá observado que, además de un lenguaje corporal muy expresivo, los gatos presentan una amplia de maullidos o gorgoteos que varían en intensidad y longitud dependiendo del estado de ánimo del animal o de la situación en la que éste se encuentre.
Los gatos, gracias a su sensible oído también responden a los estímulos vocales y son capaces, al escucharnos, de determinar nuestro estado de ánimo según nuestro tono de voz y el volumen en que les hablemos, y muchas veces dependiendo de ello el animal nos responderá de una u otra forma y de hecho cuanto más hablemos con nuestro gato, más respuestas vocales recibiremos de él, como si estuviéramos charlando.
En cuanto a los maullidos, principalmente podemos distinguir tres clases. El maullido corto y al principio apenas audible que se va haciendo más y más insistente cuando el gato quiere llamar nuestra atención sobre algo que necesita, como que le abran la puerta del lugar donde tiene el cajón de arena o que le pongamos comida.
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