A todos los perros les encanta comer y, si pudieran, seguramente estarían todo el día haciéndolo. Por ello, uno de sus lugares favoritos de la casa es la cocina, donde suelen acompañarnos mientras cocinamos, mirándonos con pena y esperando a que caiga cualquier pedazo de comida para lanzarse vorazmente a por él. Este comportamiento, que en principio puede hacernos gracia, puede volverse insoportable y terminar siendo casi imposible preparar la comida por tener al animal gimiendo constantemente, olfateando todo el suelo o intentando subirse a la mesa para tomar algún trozo de comida.

Para evitar esto, lo primero que debes hacer es acostumbrar a tu perro a que no esté en la cocina contigo o, si tienes una cocina grande, que esté al otro lado, esperando pacientemente. Para esto, debes señalarle el lugar donde quieres que permanezca mientras tú cocinas y premiarle mientras permanezca allí. Esto debes hacerlo mucho al principio y después ir espaciando los premios, hasta que el animal comprenda que es allí donde debe permanecer.
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