El síndrome del perro negro


Aunque podría tratarse del título de una película de terror, se denomina así al hecho comprobado por los responsables de los albergues y los refugios para recoger perros abandonados de que los perros que encuentran más dificultades en ser adoptados por una familia tras ser abandonados son los de tamaño grande y color negro. Esto hace que sean estos perros a quienes, en el peor de los casos, se aplica la eutanasia, porque siempre estarán por detrás de los perros de color claro, que son cada vez más populares y a quienes les resulta mucho más sencillo encontrar un hogar de adopción. Aunque no existe una explicación sobre el hecho, se han elaborado varias teorías.

Una de ellas es que las razas agresivas como los Rotweiller, los Doberman o los Pitbull suelen ser de color negro, y por tanto en nuestro inconsciente hemos asociado este color con la agresividad del animal.

Por ello, al elegir entre un perro de color negro y otro color canela o dorado elijamos este último, porque nuestra mente los asocia con perros más tranquilos y que no tienen agresividad.

Según los expertos, la superstición también juega un papel en esto y el hecho de que los gatos negros sean considerados como animales que atraen la mala suerte o asociados a la brujería ha hecho que también exista una opinión negativa sobre los perros negros, que se tienden a ver también asociados a esa negatividad, estereotipo que ha sido aumentado por las películas, en las cuales el perro agresivo o “malo” es el negro, mientras que el dócil y cariñoso es blanco o dorado.

Debemos tener en cuenta que el color del pelaje de un animal no influye para nada en su carácter, y que nada impide que un perro negro, sea cual sea su tamaño, sea una mascota dócil, cariñosa y estupenda para convivir con niños.

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