Alimentos que no debemos dar a nuestro gato


Los gatos pueden comer prácticamente de todo, aunque existen alimentos que no deberemos darles, ya que pueden causarles trastornos digestivos o dolencias incluso mayores. Golosinas que son inofensivas para nosotros pueden ser muy perjudiciales para ellos.

– Debemos evitar darle alimentos que contengan pequeños huesos o espinas, ya que pueden clavarse o quedarse atascados en la tráquea o en el intestino. Por ello, si le damos pescado, deberemos haberlo limpiado bien de espinas antes de que empiece a comer, y si le alimentamos con pollo deberemos eliminar los pequeños huesecillos que le acompañan.
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La alimentación del hámster


Este pequeño roedor es la compañía ideal si queremos tener una mascota pero no disponemos de mucho espacio en casa. Si deseamos que tanto su salud como su estado físico sean perfectos, deberemos proporcionarle una dieta variada con la que obtenga todos los nutrientes que necesita, que sea muy alta en sales minerales, vitaminas y otros nutrientes, así como rica en fibra y baja en grasas.

Entre los componentes que no pueden faltar en su dieta tenemos:

Vegetales: Necesita una dieta rica en frutas y verduras tanto para obtener el agua necesaria para vivir como las vitaminas. Podemos darle judías, patatas, lechuga, maíz y pepino.
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Homeopatía para mascotas


Al igual que muchos de nosotros acuden a la homeopatía para curar determinadas dolencias, también lo hacen nuestras mascotas, especialmente perros y gatos, aunque se puede aplicar prácticamente a todo tipo de animales domésticos, cualquiera que sea su edad y para tratar una gran cantidad de patologías.

Normalmente se acude a esta terapia cuando la medicina veterinaria convencional no puede ayudar más a curar la enfermedad de nuestra mascota, intentando buscar otras vías de curación.
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Falta de apetito en las tortugas


Las tortugas suelen ser grandes comedoras que devoran todo el alimento que pongas a su alcance. Por ello resulta especialmente notorio cuando comienza a mostrar falta de apetito, comiendo pequeñas cantidades o incluso dejando sin tocar la comida que das. Este comportamiento en ocasiones es el síntoma de una enfermedad y en otras es debido a cambios en su entorno.

Cambios en la temperatura: Estos cambios pueden hacer que tu tortuga deje de comer, sobre todo en invierno, cuando hibernan y dejan de comer durante tres o cuatro meses. Como es un proceso natural no tienes de qué preocuparte.
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Cuidados de las tortugas en la hibernación


La hibernación de las tortugas es un mecanismo natural por el que muchos animales, durante los meses de invierno, en los que escasea la comida y la supervivencia es más difícil debido a las bajas temperaturas, entran en un estado de semialetargamiento que les hace que disminuya su actividad física y coman menos, pero no llegarán a dormirse completamente, como hacen otros animales, sobre todo los mamíferos, durante este periodo.

Dado que la hibernación se produce para afrontar condiciones meteorológicas adversas, no todas las tortugas hibernan. Aquellas que son originarias de climas tropicales o de lugares donde no se producen grandes variaciones climáticas no suelen hacerlo.

La hibernación suele iniciarse a finales de septiembre o principios de octubre, con la llegada del invierno. Dos semanas antes de comenzar la hibernación propiamente dicha, notaremos como nuestra tortuga come más de lo habitual a fin de hacer acopio de las reservas necesarias para afrontar dicho periodo y buscará un lugar escondido y tranquilo donde refugiarse.

Cuando calculemos que falta aproximadamente una semana para que comience la hibernación, debemos comenzar a suministrarle un suplemento de vitamina A, que es el nutriente que más se consume en este periodo. Así mismo, se necesario que cepillemos con agua todas las partes externas accesibles de la tortuga para eliminar la posible acumulación de microorganismos que pueda favorecer el aumento de infecciones durante la hibernación. Para este cepillado podemos utilizar un cepillo de dientes viejo.
Una vez salga de la hibernación, la llevaremos al veterinario para que le haga un chequeo general y la alimentaremos exclusivamente de verduras ricas en vitamina A y C, así como otras ricas en agua como el tomate para favorecer su recuperación.

Cuidados de las patas de perros y gatos


En el cuidado diario de nuestras mascotas muchas vece nos olvidamos de que las almohadillas, la parte de las patas que está en contacto con el suelo, necesita unos cuidados especiales para no resecarse y de ese modo evitar la aparición de grietas y heridas que podrían infectarse y suponer un problema para nuestro amigo.

Por ello, cuando volvamos de del paseo es aconsejable aplicarles un poco de aceite de almendras, que hidratará la piel y evitará la aparición de problemas en las almohadillas. Al hacerlo, debemos recordar que las almohadillas presentan muchas terminaciones nerviosas, lo que las vuelve muy sensibles y muchos animales se pondrán nerviosos cuando las revisamos o las hidratamos.

Si vemos que nuestro perro o gato cojean, debemos revisar estas almohadillas plantares y ver qué es lo que le está molestando. Lo haremos presionando suavemente tanto en las almohadillas como alrededor de ellas, para ver dónde le duele, aunque deberemos hacerlo con cuidado, porque si el dolor es muy intenso el animal puede reaccionar con agresividad.

Si hay una lesión, normalmente estará producida por objetos como vidrios, astillas de madera y quemaduras si el perro camina constantemente por la carretera. Si observamos que nuestro perro o gato se lame repetidamente las almohadillas y las mordisquea, deberemos llevarlo inmediatamente al veterinario, ya que pueden llegar a producirse úlceras con esta conducta.

Insuficiencia cardiaca en perros y gatos


Se denomina insuficiencia cardiaca a la incapacidad del corazón para bombear sangre suficiente para cubrir las necesidades de todos los tejidos y órganos. Las causas de esta enfermedad pueden ser muy diversas: válvulas del corazón defectuosas, enfermedades del miocardio, infestación de parásitos y otras alteraciones cardiacas que pueden afectar a nuestra mascota.

Existen dos tipos de insuficiencia cardiaca: congénita, es decir, heredada y adquirida. Si es congénita, nuestro animal la sufrirá desde el nacimiento, aunque es una enfermedad que afecta a pocos perros y gatos y que se suele detectar cuando el animal es joven durante alguna revisión rutinaria. Es mucho mayor la incidencia de las cardiopatías adquiridas, que se dan sobre todo en animales con más de cinco años de edad.

Dependiendo de la especie, son más comunes unas afecciones que la provocan. En los perros lo normal es que sea debida a afecciones de las válvulas del corazón, mientras que en los gatos suelen deberse a alteraciones del miocardio, el músculo del corazón.

Todo ello genera una sintomatología muy característica en el animal, en la que podemos encontrar falta de apetito, decaimiento general y disnea, que es la dificultad para respirar que suele aparecer después de hacer algún tipo de ejercicio y por las noches, cuando está tumbado, aunque no haya realizado ningún tipo de ejercicio.

En el momento que observemos varios de estos síntomas, deberemos llevar a nuestra mascota para que sea examinada por el veterinario. Éste, para evaluar el grado de gravedad de la enfermedad del animal le realizará diferentes pruebas.

El tratamiento suele consistir en medidas para mejorar la capacidad respiratoria del animal y favorecer el normal funcionamiento del corazón, todo ello acompañado de una dieta específica para animales con cardiopatías.

Perros deprimidos


Solemos considerar la depresión como una enfermedad exclusivamente humana, pero no es así. Nuestro perro puede también sufrirla en cualquier momento debido a algún suceso traumático que ha tenido lugar en un momento de su vida, ya sea lejano o cercano, que queda grabado en su memoria.

Por ello, si nuestro perro se muestra triste, se aísla o incluso comienza a tener comportamientos violentos que no había tenido con anterioridad, es el momento de llevarle al veterinario para que él determine si detrás de ese comportamiento hay alguna causa física o bien ha caído en un estado depresivo.

Este hecho es más común de lo que se cree, lo que ha llevado a algunos investigadores a estudiar lo que se denomina “Depresión canina”, que es el modo que tiene nuestra mascota de expresar su enfado o su tristeza.

El animal no entra en este estado de un día para otro, sino que el comportamiento se manifestará poco a poco. Notaremos que realiza las actividades cotidianas con desánimo y desgana, aunque también puede darse que el perro no tenga energía para realizarlas y se pase el tiempo tumbado en algún sitio apartado de la casa. Si el estado empeora, el principal síntoma será la disminución o pérdida del apetito por parte de nuestra mascota, situación que, si se alarga en el tiempo, puede traerle problemas físicos graves.

Si hemos adoptado un perro y observamos este comportamiento, seguramente se debe a problemas y maltratos que haya sufrido con sus amos anteriores. Si lo observamos en una mascota de la que hemos cuidado desde cachorro, deberemos examinar si le estamos dando todos los cuidados necesarios, incluyendo el ejercicio diario y el comportamiento de todos los miembros de la familia hacia el animal.

El axolote


Si hay una mascota exótica cuyo aspecto es realmente extraño es, sin duda el axolote. La tenencia de este animal de aspecto prehistórico se ha popularizado enormemente en los últimos años, debido a que no necesitan mucho espacio y son fáciles de alimentar.

Los axolotes son anfibios que pertenecen a la familia de los Ambystomidaes . Son animales fuertes y resistentes que pueden llegar a medir treinta centímetros cuando son ejemplares adultos. Su piel no tiene ni escamas ni caparazón y sus extremidades son cortas, aunque no se ayuda de ellas para desplazarse, sino de un pliegue cutáneo que recorre su lomo y le permite desplazarse a gran velocidad.

Su sistema inmunológico es muy resistente, pero lo que le hace realmente peculiar es su capacidad de regenerar por sí mismo su sistema nervioso, el corazón o cualquiera de sus miembros. Por ello raramente enferma y suele vivir en torno a los 25 años.

Sus dientes son muy rudimentarios, por lo que no puede masticar ni desgarrar, por lo que debe alimentarse de presas adecuadas al tamaño de su boca. Es carnívoro y puede alimentarse tanto de animales vivos como peces, insectos o renacuajos como de comida seca que podemos adquirir en tiendas especializadas. Si decidimos alimentarle de este modo deberemos asegurarnos de que sea una comida seca que flote, ya que de lo contrario podría enfermar si se traga el sustrato que se deposita al fondo del acuario.

Lo ideal es que la temperatura del agua no supere los 20 grados. En ese caso es suficiente con alimentarlo tres veces a la semana, pero si la temperatura del agua es más alta, deberemos alimentario diariamente.

También podemos alimentarle con carne, pero no debemos olvidarnos de limpiar los restos que no haya comido, porque de lo contrario se descompondrían y ensuciarían el agua.

Los niños y sus mascotas


Está claro que tener una mascota puede ser un excelente experiencia para los más pequeños de la casa pero, dependiendo de la edad de los niños, tendrás que preocuparte mucho más durante los primeros contactos que ambos tengan. Desde un primer momento la relación entre los dos debe ser perfecta y, aunque tengas que invertir algo de tiempo en su aprendizaje, pronto los dos se convertirán en los mejores amigos del mundo. A continuación tienes una serie de consejos que podrán ayudar a los pequeños a mantener una amistad perfecta con sus mascotas:

– Saber manejar a su mascota, bien sea perro o gato es imprescindible. Nada de tirones en la cola, agarrar de las patas… el pequeño debe aprender que puede agarra a su amigo sin tener que presionarle para que este esté a gusto.

– No dejes que los pequeños les molesten cuando estén durmiendo o comiendo.

– Nada de juegos bruscos. Si el animal se ve violentado pronto empezará a defenderse y alguno de los dos saldrá lastimado.

– No permitas que los niños se burlen del animal. Enséñeles que deben saber diferenciar entre bromas y juegos. Nunca deben intentar dañarles para ver cual es su reacción.

– Enseña a los niños la importancia de saber que sus mascotas deben estar protegidas dentro de casa o vigiladas cuando están en espacios abiertos. Manteniendo ciertas medidas de seguridad, el pequeño debe saber que su mascota estará siempre a gusto y no se perderá.

– Compartir la responsabilidad de cuidar a su mascota. Sus nuevos amigos no son juguetes que después de utilizar no se pueden guardar en un cajón.