Las tortugas suelen ser grandes comedoras que devoran todo el alimento que pongas a su alcance. Por ello resulta especialmente notorio cuando comienza a mostrar falta de apetito, comiendo pequeñas cantidades o incluso dejando sin tocar la comida que das. Este comportamiento en ocasiones es el síntoma de una enfermedad y en otras es debido a cambios en su entorno.
– Cambios en la temperatura: Estos cambios pueden hacer que tu tortuga deje de comer, sobre todo en invierno, cuando hibernan y dejan de comer durante tres o cuatro meses. Como es un proceso natural no tienes de qué preocuparte. SEGUIR LEYENDO «Falta de apetito en las tortugas»
La hibernación de las tortugas es un mecanismo natural por el que muchos animales, durante los meses de invierno, en los que escasea la comida y la supervivencia es más difícil debido a las bajas temperaturas, entran en un estado de semialetargamiento que les hace que disminuya su actividad física y coman menos, pero no llegarán a dormirse completamente, como hacen otros animales, sobre todo los mamíferos, durante este periodo.
Dado que la hibernación se produce para afrontar condiciones meteorológicas adversas, no todas las tortugas hibernan. Aquellas que son originarias de climas tropicales o de lugares donde no se producen grandes variaciones climáticas no suelen hacerlo.
La hibernación suele iniciarse a finales de septiembre o principios de octubre, con la llegada del invierno. Dos semanas antes de comenzar la hibernación propiamente dicha, notaremos como nuestra tortuga come más de lo habitual a fin de hacer acopio de las reservas necesarias para afrontar dicho periodo y buscará un lugar escondido y tranquilo donde refugiarse.
Cuando calculemos que falta aproximadamente una semana para que comience la hibernación, debemos comenzar a suministrarle un suplemento de vitamina A, que es el nutriente que más se consume en este periodo. Así mismo, se necesario que cepillemos con agua todas las partes externas accesibles de la tortuga para eliminar la posible acumulación de microorganismos que pueda favorecer el aumento de infecciones durante la hibernación. Para este cepillado podemos utilizar un cepillo de dientes viejo.
Una vez salga de la hibernación, la llevaremos al veterinario para que le haga un chequeo general y la alimentaremos exclusivamente de verduras ricas en vitamina A y C, así como otras ricas en agua como el tomate para favorecer su recuperación.
Si nos vamos a ir de viaje por unos cuantos días, lo mejor es que dejemos a nuestras tortugas al cuidado de alguien, ya que el cambio de rutina que supone el viaje crea un alto nivel de estrés a estos animales, que puede tener repercusión sobre su salud.
Si no tenemos a nadie con quien dejarlas y nos las llevamos con nosotros, es importante que tengamos en cuenta una serie de puntos antes de comenzar el viaje.
– Si vamos a viajar en coche, deberemos buscar un lugar donde no les dé el sol, ya que, como a todos los reptiles, el calor les estimula y las empujará a moverse de un lado para otro del auto, lo que puede representar un problema para nuestra seguridad, sobre todo si tenemos más de una tortuga. Lo mejor es colocarla en un recipiente y cubrirla con algo que la tape y que no permita que entre la luz. De ese modo estará mucho más tranquila y sufrirá mucho menos estrés.
– Si podemos elegir el horario del viaje, lo mejor es salir temprano por la mañana, cuando aún están durmiendo o prácticamente se acaban de despertar, momento en el que su metabolismo es muy lento.
– Tendremos que tener cuidado, sobre todo si viajamos en coche, con el climatizador, ya que debido al estrés del viaje un cambio de temperatura puede hacer que se resfríe.
– Si vamos a viajar en avión, deberemos tener en cuenta que una vez en el vuelo la atmósfera se vuelve muy reseca, por lo que lo mejor es transportar nuestras tortugas en una pequeña pecera a la que hayamos añadido unos cinco centímetros de agua para evitar que se deshidraten.
Hay varios elementos básicos que hay que tener en cuenta a la hora preparar un perfecto acuario para nuestras tortugas. Es imprescindible que este se encuentre en perfecto estado para mantener la buena salud de nuestras mascotas.
En primer lugar debemos saber que hay una gran variedad de acuarios. Difieren en formas, tamaños y estilos. Podemos elegir cualquiera pero siempre teniendo en cuenta que el acuario sea lo mas grande posible, ya que nuestra tortuga crecerá. Si compramos uno considerablemente grande nos evitaremos tener que estar pendientes de comprar otro según el animal vaya creciendo. Es además muy importante que nos fijemos en que el acuario haya sido elaborado con silicona inocua, la cual no afectará a la salud de nuestros animales. Además debe tener rampas en las que el animal pueda descansar.
Es importante tener en cuenta que las tortugas necesitan mucho calor para poder mantener sus funciones vitales. Por ello es necesario que el hábitat en el que las coloquemos tenga sitios tanto de sombra como soleados. Normalmente la temperatura del agua oscilará entre los 20º y los 28º, pero esta dependerá también del tipo de tortuga que tengamos. Para calcular la temperatura necesitamos saber cuantos litros de agua tiene nuestro acuario. ¿Cómo calculamos esa cantidad? Multiplicando el largo por el alto y por la profundidad, y dividiéndolo todo ello ente 1000. Una vez calculado esto, lo multiplicaremos por 0.5, y de esta forma obtendremos la regulación necesaria para nuestro calentador.
Para controlar la temperatura que tiene nuestro acuario, lo más práctico es emplear termómetros. Son muy baratos y además existen tanto para interiores como para exteriores. Habrá que controlar con ellos diariamente que la temperatura del agua es la adecuada, y nos permitirá saber si nos hace falta regular o no el calentador hasta alcanzar la temperatura deseada.
La mayor parte de las enfermedades que sufren las tortugas tienen como causas o bien las deficiencias ambientales (que la temperatura del agua no sea la correcta, que esté sucia, etc.), o bien las carencias nutricionales (falta de vitaminas, alimentación poco variada o falta de calcio). Una de las enfermedades más comunes, si no la más común, en estos pequeños animales de agua es la ceguera. Las tortugas de menor edad serán las más propensas a padecerla.
Esta ceguera en realidad consiste en una oclusión o cierre del ojo, causada por una inflamación y un endurecimiento de sus párpados, así como una degeneración de los mismos. Lo que le hace imposible al animal abrir sus ojos. De esta forma la ceguera en principio no tendría por qué afectar a los ojos. En estos casos, a pesar de la ceguera, los ojos permanecerían totalmente sanos, ya que estos quedarían encerrados bajo sus párpados, motivo por el cual no pueden ver. Así pues sus ojos no se verían afectados. Pero la tortuga si queda totalmente ciega, lo que no le permitiría alimentarse ya que no vería donde encontrar el alimento. La tortuga podría morir así de inanición.
Las causas de esta ceguera son varias. Una de las cosas que pueden influir en ello y afectar por tanto al animal es la propia agua del grifo. Esta es una gua rica en cloro, una sustancia que para las tortugas puede resultar perjudicial. Por eso es mejor utilizar un agua sin clorar o tratar el agua del grifo con un anticloro. Pero este no es la única causa de una ceguera, ya que pueden afectar también la carencia de vitamina A, o la infección causada por ciertos hongos que puedan aparecer en su hábitat.
Para darte cuenta de si tu tortuga sufre ceguera sólo tienes que mirarle los parpados, ya que si está enfermo estos estarán además de cerrados, muy inflamados y blanquecinos. Es una enfermedad que puede llegar a curarse o cuanto menos mejorar. Para ello el animal deberá de ingerir vitamina A en forma compleja A-D-E. Podrás inyectársela bajo la cola o suministrárselas en gotas. Además de esto deberás también aplicarle una pomada especial sobre los ojos.
Las tortugas son una especie de la familia de los reptiles más antigua que existe. Existen cerca de 300 tipos diferentes de tortugas repartidas por todo el mundo. La investigación de sus restos fosilizados ha revelado que las tortugas son anteriores a las serpientes y los lagartos.
Una de las partes más características de las tortugas es su caparazón cartilaginoso u óseo, que actúa como mecanismo de defensa. Este caparazón se desarrolla a partir de sus costillas y nace de forma que recubre todo el cuerpo a excepción de las extremidades y la cabeza. SEGUIR LEYENDO «Conocer a las tortugas»
La tortuga hicotea de oreja roja, es una especie de tortuga acuática, que prefiere pasar la mayor parte de su vida en el agua. Su concha ovalada superior (caparazón) es de color verde con tonos irregulares y manchas oscuras. El nombre de oreja roja se le asigna principalmente por esa tonalidad que tiene en la zona de las orejas (a cada lado de la cabeza). Es nativa de las regiones del sur de los Estados Unidos. Sin embargo, después del creciente interés de este animal como mascota, hoy en día se cría en muchas partes del mundo.
Nunca cojas una tortuga de este tipo en su entorno natural. Si quieres esta mascota dirígete a una tienda especializada en la que puedas adquirir una que esté libre de enfermedades. Revisa su caparazón, ya que dependiendo del país en el que estés, si este mide menos de 4 pulgadas la venta es ilegal. Cómprala una “casa” de unas medidas amplias para que pueda disfrutar de sus baños. Piensa que este animal continua creciendo y puede llega a medir entre diez y 12 pulgadas.
Si tuvieras un jardín en tu casa en el que poder montar una especie de estanque, harías muy feliz a tu nueva mascota. Debes crear un hábitat perfecto para ella. Piensa en la iluminación, la temperatura y el mantenimiento de la calidad del agua. Puedes instalar un 5% más de luz UVB. Instala un buen sistema de filtrado para que el acuario o el estanque estén siempre limpios.
Estas tortugas son omnívoras, por lo tanto, asegúrate de darles de comer una mezcla correcta de los alimentos. Según los expertos en tortugas de orejas rojas, la dieta adecuada para ellas es de 50% de hortalizas (zanahorias, lechuga, etc.), el 25% de alimentos vivos (lombrices de tierra, grillos, etc.) y el 25% de alimentos comerciales. Colócale su recipiente de comida fuera de su “bañera”.
Los parásitos son uno de los grandes problemas de salud que afectan a las tortugas, tanto las de tierra como las de agua.
Hay tanto parásitos internos (cestodes, trematodes, nematodes, protozoarios…) como externos (ácaros, garrapatas). Además, si posees varias tortugas es muy fácil que se contagien la una a la otra. El contagio se produce cuando una de las tortugas elimina quistes infectados al defecar. La observación de las mascotas y la higiene son básicos para reaccionar a tiempo y evitar la enfermedad.
Y es que los parásitos invaden casi cualquier parte del cuerpo de las tortugas, tanto en la boca y la piel como en órganos internos como el riñón o el hígado pueden verse afectados llevando a la tortuga a enfermedades muy graves.
Dada la variedad de parásitos que pueden atacar a las tortugas, no existe un producto universal que sirva contra todo tipo de parásitos. La opción mejor suele ser el uso de un antiparásito contra protozoarios más un antiparásito que actúe contra cestodes o contra nematodes. La combinación de ambos productos no garantizará al cien por cien la salud de la tortuga, pero sí ayudará mucho a que esté libre de parásitos internos.
En cuanto a los externos, debes examinar el cuello, la cabeza y el caparazón de tu tortuga por si hay garrapatas. Los insecticidas con fosforatos son el mejor producto para eliminar este tipo de parásito. Ahora bien, nunca debes aplicar tú este tipo de insecticida, debe hacerlo el veterinario, ya que su ingestión accidental es muy peligrosa.
Si en tu casa hay más mascotas que podrían contagiar parásitos a tu tortuga, el proceso de desparasitación deberá repetirse cada 3 o 4 meses. Si no los hay, con ir al veterinario una vez al año para que desparasite a tu tortuga, es suficiente.
Si decides tener una tortuga terrestre como animal de compañía, lo primero que debes hacer es aprender todo lo que puedas sobre estos animales. En Estados Unidos existen centros especializados donde se pueden adoptar estas mascotas. Antes de comprarla debes averiguar cuál es su procedencia. Algunas tortugas y galápagos son “robados” de su entorno natural para ser vendidas en cualquier tienda de animales.
La destrucción de su hábitat, los mercados internacionales en los que son vendidas como rico manjar y el comercio internacional de animales exóticos han llevado a una disminución espectacular en estas gentiles criaturas. Ahora, están amenazadas o en peligro de extinción en todo el mundo. Aunque estos animales llevan en la tierra millones y millones de años, se estima que su número ha disminuido drásticamente en tan sólo los últimos 50 años.
Las tortugas terrestres y galápagos son animales salvajes que son muy propensos a enfermar e incluso morir después de ser comprados como animales de compañía. Estos reptiles pueden ser portadores de la salmonella, que es potencialmente fatal para los niños, los ancianos y los adultos con sistemas inmunes débiles. En Internet, podrás encontrar mucha información sobre estos animales pero lo mejor es que acudas a un veterinario especialista en tortugas terrestres para que te informe mucho mejor.
Cuando finalmente adquieras esta nueva mascota, deberás prepararle en casa un pequeño estanque en el que se pueda refrescar. Necesitan sentirse seguras y protegidas, así que aparta de su alrededor las otras mascotas que puedas tener en casa como por ejemplo, perros o gatos.
Las tortugas de tierra padecen enfermedades muy similares a las de las tortugas de agua: el reblandecimiento del caparazón, infecciones, parásitos, etc. Al igual que sus congéneres acuáticos, la mejor forma de prevenir enfermedades es con una dieta variada, que mezcle el pienso preparado con frutas y vegetales frescos. La higiene también es importante a la hora de prevenir futuras enfermedades, hay que mantener el habitáculo de la tortuga limpio. SEGUIR LEYENDO «Enfermedades de la tortuga de tierra»