¿Te has preguntado alguna vez por qué ronronea tu gato? Estamos acostumbrados a oírles, y asumimos que el sonido que producen es síntoma de que se sienten a gusto. Lo entendemos como una manera de expresar satisfacción o placer. Pero estudios recientes llevados a cabo por investigadores británicos han revelado el verdadero sentido de algunos ronroneos de los gatos. Según estos estudios los gatos habrían desarrollado ciertas técnicas para conseguir de sus amos lo que quieren. ¿Son capaces de jugar con nuestra psicología?
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Los bigotes de tu gato
Para los animales, los bigotes constituyen un órgano sensorial más. Esos pelos largos que podemos apreciar en sus hocicos, se encargan de captar las características del ambiente que les rodea. Así por ejemplo durante la noche o en sitios oscuros, los bigotes ofrecen información al animal tanto de la temperatura como de movimientos. De esta manera se percatarían de la presencia de otros animales a su alrededor.
Pues bien, en el caso de los gatos los bigotes son una parte esencial. Ya que a diferencia de los perros por ejemplo, a los que sí se les podría cortar los bigotes sin causarles ningún tipo de daño o problema, a los gatos nunca se les deben cortar. Si se hiciera, se estaría trastocando tanto su seguridad como sus movimientos y su orientación.
Así para estos animales los bigotes cumplen una serie de funciones vitales. Los bigotes de los gatos funcionan como sensores que van informando al animal de la situación de su entorno. Servirían por ejemplo como detectores del viento, lo que a su vez les ayuda para percibir con mayor rapidez los diferentes olores.
Pero además de esto, les avisan de la distancia que les falta en una caída o de si van a poder entrar por un determinado sitio. Ya que si sus bigotes chocaran contra las paredes el animal sabría que no va a poder pasar por ahí, por lo que modificarían su rumbo. Este es el motivo por lo que sus bigotes suelen se tan largos como el ancho de su cuerpo. Y por último les servirán como una importante protección para sus ojos, ya que avisarían de la presencia de objetos peligrosos ante ellos que podían herirles.
Elegir el sexo del gato: diferencias a tener en cuenta
La diferencia de carácter entre machos y hembras no son tan grandes como suele creerse, pero, en términos generales, los machos –hayan sido castrados o no- sueñen tener un carácter ligeramente más tranquilo que las hembras. En cuanto al aspecto, en la mayor parte de las razas, la diferencia sí es bastante apreciable a simple vista: los machos son más grandes y robustos, y tienen la cabeza más ancha, lo que les confiere un aspecto más imponente.
Si no se tiene la intención de que el gato críe, la elección entre un macho y una hembra es un asunto de preferencias personales; si no se quiere descartar la posibilidad de criar, habrá que elegir una hembra. Debido a sus instintos naturales, es imposible tener encerrados a los gatos, y tener uno o más machos como reproductores correteando por el exterior supone toda una serie de posibles problemas que no deben subestimarse.
Si se tiene la intención de que nuestra mascota críe, hay que tener en cuenta que hay una larga lista de motivos por los que realmente no es una buena idea para un principiante empezar a criar partiendo de un macho. Con una buena gata se puede conseguir una colección de “pretendientes” apropiados y podremos elegir al gato macho.
Si no se tiene la ambición de criar, lo mejor será esterilizar a nuestro felino, sea macho o hembra. Los machos castrados no marcan su territorio por casa y es menso probable que se vayan a vagabundear fuera de casa; las hembras no esterilizadas (especialmente las que pertenecen a razas orientales) entran en celo prácticamente sin avisar y en ese momento aprovechan cualquier momento de descuido para escapar. El celo de las gatas se puede inhibir químicamente de forma temporal o quirúrgicamente de manera irreversible.
La esterilización quirúrgica de las gatas no posee efectos secundarios y con ella se evitan un alto porcentaje de problemas derivados de las alteraciones hormonales (quistes ováricos, tumores en ovarios y útero, infecciones uterinas…). Debemos tener en cuenta que no se deben esterilizar a gatas de menos de tres meses, hayan tenido el primer celo o no, y tampoco es aconsejable la cirugía si la gata padece algún problema metabólico que impida su anestesia general.
El aseo general del gato
Con excepción de los gatos esfinge y Rex, la mayoría de los gatos están dotados de una capa de pelo, gruesa o fina, que estarán mudando prácticamente durante todo el año. En primavera y otoño nos encontraremos con que se les cae una gran cantidad de pelo, pero es normal. Con un cuidado adecuado, podremos evitar que nuestra mascota suelte gran cantidad de pelos encima de los sofás o alfombras.
Normalmente, para mantener en buenas condiciones a un gato de pelo corto, es más que suficiente con cepillarlo una vez a la semana, y a la mayoría de gatos de pelo semi-largo tampoco es necesario acicalarlos mucho más; sin embargo, la toilette diaria de un gato persa de pelo largo, por ejemplo, ya es otra historia.
La textura de la capa de un gato persa de pelo largo provoca que empiece a enredarse casi irremediablemente en muy pocos días si no nos preocupamos de cuidárselo bien, si se descuida durante algún tiempo, el gato puede llegar a sufrir irritación en la piel, erupciones y hasta calvas y sarpullidos. Los peines y cepillos más adecuados para usar dependerán de la textura y longitud del pelo de la raza en concreto; lo ideal es preguntar al criador que nos enseñe el equipo que usa él, porque la diferencia de tiempo, comodidad y resultado en el cuidado del pelo de un gato puede ser abismal si se usa el equipo adecuado o no.
La mayoría de los gatos que se exhiben en exposiciones están acostumbrados a ser bañados con champú de vez en cuando; y aunque dicha actividad no figure en nuestros planes para la mascota, si convendrá acostumbrarlo a tomar un baño de vez en cuando. Si no, cuando alguna vez necesitemos imperiosamente hacerlo por algún percance, la experiencia puede ser desastrosa para el gato y el dueño, por eso es mejor acostumbrarlo desde pequeño aunque no sea necesario.
Hay que usar siempre un champú para gatos, uno para personas o cualquier otro producto de limpieza podría dañar sin glándulas sebáceas; y en el caso de gatos excesivamente reticentes al baño, podemos utilizar un polvo especial sin perfume que absorbe la suciedad y el exceso de grasa.
Cómo elegir la raza de gato
Si uno se va a decidir a adquirir un gato de raza, inevitablemente la elección inicial tendrá que basarse en gran medida en su aspecto. Este planteamiento no tiene nada de malo, con tal de que también se tenga en cuenta que los gatos con pedigrí no sólo tienen un aspecto relacionado con la raza sino que también tendrán sus propias exigencias específicas a la hora de cuidar su salud. Las distintas razas tienen características y caracteres muy diferentes y hay que tenerlo en cuenta.
Las diferencias entre las distintas razas de gatos están menos marcadas que entre las distintas razas de perros, pero hay que tenerlas en cuenta para hacer una buena elección. Algunas razas son enormemente juguetonas y activas, mientras que otras son tranquilas y aparentemente apáticas.
¿Pasamos mucho tiempo en casa o el gato va a estar muchas horas solo? ¿Tenemos tiempo y paciencia para peinar al gato cada día o preferimos una mascota de cuidados sencillos?
Los felinos de ciertas razas se sentirán perfectamente felices dejándolos a su aire disfrutando de una cierta independencia, mientras que otras no dejarán de tratar de llamar nuestra atención a todas horas para que les dediquemos nuestra atención. Si no tenemos en cuenta estos factores, podemos llegar a arrepentirnos de la adquisición de nuestra mascota, por ejemplo por haber subestimado la cantidad de cuidados que el animal requiere o porque resulte excesivamente tranquilo o por el contrario demasiado travieso y excitable.
Todos los gatitos pequeños resultan encantadores, pero cuando los llevamos a vivir a nuestro lado y crecen, quizá sea tarde para descubrir que acicalar a un persa de pelo largo es una tarea pesada y diaria, o que un elegante siamés requiere continuamente nuestra atención con estridentes maullidos, o que el turco van tiene un carácter difícil e impredecible no apto para dueños novatos o poco pacientes.
Por todo esto, aparte de sus características físicas, cuando vayamos a decidirnos por un gato es importante investigar los rasgos típicos de cada variedad, e incluso, si nos es posible, observar distintas razas en criaderos o exposiciones.
Datos curiosos sobre los gatos
Todos los que tenemos mascotas queremos saber cómo cuidarlas, alimentarlas, en definitiva hacer que estén mejor. Sin embargo, también es útil saber algunos detalles más, curiosos, extraños, o simplemente divertidos, como estos:
– Los gatos tricolores siempre son hembras. El pelaje es una herencia genética de los progenitores de nuestro gato. Si hay tres colores, es porque se han unido los dos cromosomas X de la hembra y el X del macho. Además, en una camada de gatos donde un progenitor sea atigrado y el otro negro, hay más posibilidades de que los gatitos salgan de color atigrado.
– El gato negro es símbolo de buena suerte en Asia. En Europa la mala fama del gato negro viene de la Edad Media, cuando se les asociaba con la brujería y se perseguía a este tipo de animales para quemarlos en la hoguera.
– En el antiguo Egipto adoraban a Bastet, una diosa gato, simbolo del amor y la fecundidad. De hecho, matar un gato era un delito castigado con la muerte. Momificaban a los gatos junto a ratones para que en la otra vida tuvieran de qué alimentarse.
– La menta de los gatos o nepeta cataria es una planta que enloquece a los gatos. Segrega un olor que los hace comportarse de una forma similar a cuando la hembra tiene el celo.
– Cuanto más alta sea la altura desde la que cae un gato, más posibilidades tiene de sobrevivir. Se calcula que el gato tarda unos ocho pisos en reaccionar y adoptar la postura correcta para caer sobre sus patas sin hacerse daño.
El gato Chartreux
El Chartreaux es uno de los gatos más antiguos de los que tengamos constancia, ya que se sabe que su primera aparición data de la Edad Media, de la época de las Cruzadas. El Chartreux apareció en la frontera entre Turquía e Irán y fue llevado a Francia. Su nombre es la palabra francesa para «cartujo«, pues se dice que esta orden de monjes usaba a estos gatos para que cazaran ratas en sus monasterios.
De cuerpo grande, robusto y macizo, patas cortas y musculosas, el Chatreux tiene una cabeza y una nariz anchas, ojos redondeados de color anaranjado o dorado y orejas pequeñas para su tamaño corporal. Es fácil distinguir a los machos de las hembras, pues ellos son mucho más grandes y pesados que ellas.
El pelaje del Chartreux es espectacular, tupido, denso y muy lustroso, de color azul grisáceo. Guarda un gran parecido con el gato azul ruso, por lo que se cree que pueden tener un remoto origen común.
Se dice del Chartreux que tomó voto de silencio en su histórica convivencia con los monjes cartujos, y es que este gato se caracteriza por su carácter tranquilo y silencioso, casi nunca maúlla. Reservado con los extraños pero, como casi todos los gatos, muy fiel con su dueño. Excepcionalmente limpios, los machos Chartreux no suelen ni siquiera marcar por la casa.
Dada su fortaleza y su pasado como cazador de ratas, el Chartreux disfruta haciendo ejercicio y es juguetón, aunque lo que más le gusta es dormir. Como es un gato grande, come mucho y también tiene cierta tendencia a la obesidad, así que hay que vigilar su alimentación.
El gato Bombay
El gato Bombay es una raza híbrida, muy reciente, que se consiguió después de cruzar a gatos burmeses con gatos negros de pelo corto americano. La raza se reconoció como tal en 1957 y se eligió el nombre Bombay por las panteras negras de la India, con las que esta raza de gato guarda un gran parecido.
La característica principal del gato Bombay es su pelaje completamente negro, muy suave y brillante. Su color y sus ojos, amarillos o de color cobre, que contrastan con su pelaje negro azabache, hacen que sea un gato que llama la atención.
Musculoso, de tamaño mediano, cabeza redonda, orejas algo inclinadas hacia delante, nariz corta y cola recta y algo regordeta. En ocasiones sus ojos pueden ser verdes (en vez de amarillos) y tener algunas manchas de color, en cuyo caso el gato ya no podrá participar en exhibiciones.
El carácter del gato Bombay contradice su aspecto salvaje. No tiene nada que ver con el tópico que asocia a los gatos negros con el mal agüero o la brujería. Esta raza no suele ser arisca, ni solitaria. Los bombay son muy sociables, alegres, juguetones y bastante tranquilos, a veces incluso parecen algo perezosos.
Al contrario que la mayoría de los gatos, el Bombay se adapta rápido a los cambios. Para él una mudanza no supone mayor problema, ni tampoco los cambios bruscos de temperatura. Además, puede vivir perfectamente en un espacio pequeño.
Otra característica curiosa de esta raza es que se han dado bastantes casos de gatos que han aprendido a pasear con correa, algo imposible para el resto de razas.
Pero lo más sorprendente del gato Bombay es su capacidad para llevarse bien con otras mascotas, especialmente con los perros, con quienes suele llevarse mucho mejor que con otros gatos.
El gato abisinio
Originario de Gran Bretaña, donde se exhibieron los primeros ejemplares de esta raza en 1868. Su nombre referido a Abisinia (la actual Etiopía) se debe a que en ese momento se creyó que el gato procedía de Etiopía, pero es algo que no quedó comprobado.
Esbelto, con patas delgadas, largas y musculadas, el abisinio tiene un aspecto algo salvaje debido a sus orejas grandes y puntiagudas y su larga cola que hace que parezca un puma en miniatura. Su pelaje, corto, fino y jaspeado puede ser de varios colores: negro, marrón oscuro, melocotón o gris. De tamaño medio, su peso oscila entre los 4 y los 7 kilos.
En cuanto a su carácter, el abisinio es muy listo y es capaz de aprender rápido, usando un sistema de premios (los castigos no funcionan con los gatos) se le pueden enseñar trucos como dar la pata o que se suba a nuestro hombro.
Reservado con las visitas, pero muy fiel a su dueño, al que seguirá por la casa y cuya atención reclamará cada vez que note que su amo lleva un rato sin hacerle caso.
Muy activos, especialmente las hembras, los gatos abisinios se pueden adaptar bien a un apartamento, pero necesitan ejercicio y espacio. Lo ideal sería que tuvieran acceso a un patio o una terraza, pues disfrutan mucho del aire libre.
Algunos abisinios pueden mostrarse agresivos cuando se les riñe. Esto se debe a sus antecedentes, todavía recientes, de gato salvaje. Si el gato intenta atacar lo mejor es esperar a que se tranquilice y entonces cogerlo con firmeza, de modo que el gato se quede quieto y en posición de sumisión. De esta forma le muestras quién es el que manda. Después puedes acariciarlo y dejar que se marche.
Cambios corporales en los gatos mayores
Cuando un gato se hace mayor, su cuerpo sufre algunos cambios. Estos cambios no son iguales en todos los animales, por ejemplo: los perros pequeños tienen diferentes cambios en el corazón mientras que en los gatos, los riñones suelen ser los primeros órganos en mostrar signos de envejecimiento. Podemos ayudar a los animales adultos a adaptarse a estos cambios de diferentes maneras: diagnóstico de los problemas iniciales, uso de medicamentos adecuados, cambios nutricionales, etc.
Sus necesidades energéticas se mantiene prácticamente igual. La obesidad es uno de los principales problemas de salud de los gatos de mediana edad, pero los gatos mayores tienden a perder parte de esa grasa. Algunos estudios han demostrado que los gatos mayores no digieren, y por lo tanto no absorben la grasa. Esto significa que los gatos mayores pueden necesitar consumir más grasa para obtener la misma cantidad de energía. Tendrás que vigilar el peso y las condiciones corporales de tu amigo para justarle su dieta.
Como en los humanos, estás mascotas pueden empezar a tener canas, especialmente los gatos negros. El pelo puede volverse más fino y opaca. Ten cuidado ya que puede ser un síntoma de enfermedad o deficiencia nutricional. Si el pelo de un gato adulto cambia de manera significativa, debe ser examinado por un veterinario. Ayúdale a prevenir las bolas de pelo para que cuando vaya a hacer sus necesidades no lo pase mal.
Aséale de forma habitual para verificar si tiene bultos, hematomas o llagas. La piel de estos ancianitos puede llegar a ser más delgada y por lo tanto puede sufrir más lesiones. Las lesiones tardan más tiempo en curarse en los gatos ancianos. La sequedad de piel puede convertirse en todo un problema. Intenta buscar algún suplemento con ayuda del veterinario.