¿Se puede (o debe) bañar a un gato?

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Los gatos son mascotas que suelen ser bastante limpias, aseándose ellos mismos. Y esto hace dudar a muchos dueños de estos animales de compañía sobre la necesidad o no de bañarlos. Y la respuesta es afirmativa. De vez en cuando es totalmente preciso. La tarea no es fácil porque los gatos no suelen tener una buena reacción ante un baño. ¿Qué se puede hacer? Aquí te damos los consejos para que todo transcurra sin problemas.

Pasos previos

Antes de bañar al gato, es importante cortarle las uñas porque la presencia del agua y de los elementos que se emplean para bañarlo le ponen nervioso y nos puede arañar y luego, además, será más difícil. Es mejor cortárselas unas horas antes como mínimo –si se puede mejor el día anterior– para que se relaje.

También es fundamental cepillarle bien el pelo para eliminar los nudos que pueda haber en su pelaje y que son más difíciles de eliminar cuando el minino está mojado o húmedo.

Además de estos pasos previos, igualmente es fundamental que el gato esté relajado antes de entrar en el agua. Y, para conseguirlo, un buen truco es cansarlo todo lo que se pueda. Otra alternativa es hacerlo en momentos de relax del gato como, por ejemplo, después de comer.

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Otra buena recomendación es poner algunos de sus juguetes favoritos en la zona del baño para que se sienta más tranquilo. Esto, además, ayudará a que asocie el baño con algo positivo como el juego. La primera vez costará menos, pero se irá notando que el gato se va mostrando menos nervioso.

El baño

Y, una vez llegado el momento de bañarlo, lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que hablarle con un tono de voz tranquilo. Y, como seguramente querrá salir de la bañera, una buena opción para sujetarlo sin hacerle daño es agarrarlo con un arnés para que el minino esté seguro.

A la hora de bañarlo, es importante mojar al gato de cuello para abajo con un poco de champú específico para animales, lavándole la zona del cuello, las piernas, el vientre y la cola en la dirección que crece el pelo y como si se estuviera acariciándolo.

Una vez enjabonado, se aclara al gato y, a continuación, con un paño húmedo se seca su cara, frotándola de forma suave para continuar con la cabeza y orejas para que queden limpias.

En el caso del cuerpo, hay que coger una toalla para retirar la mayor cantidad de agua posible del pelo para, a continuación, frotarle suavemente. Es importante cambiar la toalla cada vez que esté mojada.

Y, si tiene el pelo largo, se deberá usar un secador de pelo, pero cuidado porque no es conveniente usar aire caliente y también se aconseja mantener una distancia de 20 centímetros de su pelaje para evitar quemaduras. Finalmente, es bueno darle algo de comer, alguna golosina o premio para que vea el baño como una experiencia positiva.

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