Si tienes un perro como mascota, te habrás dado cuenta de que el sueño de estos animales es bastante diferente al de los humanos. Durante el día caen en un dormitar ligero y vigilante del que salen de inmediato cuando se estimula alguno de sus sentidos. Estas siestas ayudan a mantener la salud de su pelo y les devuelve la energía perdida, llevando a cabo acciones reparadoras.
Por la noche, la tranquilidad y la falta de luz invitan al animal a permanecer en un estado de duermevela continuo, pudiendo dormir entre ocho y diez horas. Las funciones reparadoras alcanzan su plenitud cuando el animal duerme profundamente, un periodo que apenas dura unos 20 minutos. Durante ese periodo, el perro tiene sueños que los llevan a mover los ojos bajo los párpados de manera rápida y en su cerebro tienen lugar cambios eléctricos que provocan todo tipo de movimientos.
Dormir en exceso
Lo que hay que tener en cuenta es que dormir en exceso no es sano, ya que favorece la obesidad y puede ser síntoma de falta de energía. De hecho, un perro debería descansar en función del grado de ejercicio que realiza. Aún así, existen razas más perezosas que otras. Si pudieran, los San Bernardo, Shar Pei o Basset Hound solamente abrirían sus ojos a la hora de comer.
Por otro lado, los perros adultos sanos, entre los tres y los ocho años, suelen tener un sueño más estable y menos alteraciones del sueño que los cachorros y los canes mayores de ocho.
Insomnio y sonambulismo
Al igual que los humanos, los perros también pueden sufrir de insomnio. Si éste es prolongado, puede desatar su instinto agresivo, ya que el animal no ha podido relajarse y dar rienda suelta a su subconsciente.
Y aunque no existan estudios concluyentes sobre el sonambulismo en el perro, no es descartable que existan canes sonámbulos, es decir, perros que presentan una actividad física durante el descanso similar a la que realizaría en estado de vigilia: caminar dormido, correr, saltar, llorar, ladrar…