Aunque no sea lo más habitual, de vez en cuando, se produce alguna pelea entre perros. En general, están debidas a cierto miedo o traumas que los canes tienen desde que son cachorros o bien porque se sienten amenazados por otras mascotas, mostrando así una conducta más agresiva como acto de defensa. Son situaciones ante las que no se sabe muy bien cómo actuar. Pero, ¿qué puede hacerse?
La prevención
Para evitar que los perros formen parte de peleas, la mejor solución es la prevención. Los canes siempre entienden la agresividad como la mejor respuesta a una posible amenaza o ataque. Por ello, hay que trabajar desde que es un cachorro en su socialización.
La educación en el perro es clave para evitar este tipo de situaciones y no solo debe limitarse a que tenga un buen comportamiento en casa. Sus cuidados y atenciones deben ir también en esta dirección y no solo limitarse a velar por su salud y alimentación.
El objetivo es que puedan relacionarse bien a lo largo de su vida para lo que se pone el foco en el juego con el fin de que adquieran la confianza suficiente. No obstante, si a pesar de ello, es propenso a meterse en peleas, será necesario tener que consultar con un adiestrador o experto para detectar las causas del problema de esta conducta y evitar que se reproduzca.
Perros peligrosos
Si el perro pertenece a razas de perro que están consideradas como potencialmente peligrosas, la educación desde cachorros es aún más fundamental todavía si cabe. Además, no hay que olvidarse de salir a pasear con el perro con todas las medidas de protección necesarias como la correa y el bozal.
Heridas
Si a pesar de las medidas de prevención, el perro ataca a otro y le causa algunas heridas, es recomendable interesarse por el estado del otro can que ha sido agredido. Un gesto que debe hacerse con independencia de que el perro sea o no de raza catalogada como potencialmente peligrosa.
Y, si requiere atención veterinaria, se debería abonar la factura del veterinario. Los seguros de responsabilidad civil permiten hacerse cargo de la posible indemnización por los daños causados al otro perro.
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