Enseñando a tu perro a cruzar


Pocos comportamientos resultan tan sorprendentes en un perro. El animal corre y trota libremente por la calle, oliendo despreocupadamente aquí y allá. Pero cuando llega a un semáforo, a la voz de su amo se queda quieto como una estatua y no continúa andando hasta que su amo le da permiso. Este comportamiento es observado con envidia por la mayoría de los dueños de perros, que deben sujetar a su mascota por el collar si quieren que se esté quieto hasta que el disco se ponga en verde y el animal pueda continuar su camino sin peligro. Lograr este comportamiento no es fácil, pero con unas determinadas pautas y una buena dosis de paciencia podremos lograrlo.

– Cuando paseemos con el perro, debemos mantenerlo junto a nosotros, de forma que cuando nosotros nos paremos, junto al bordillo de los cruces, el perro se detenga también. Para ello lo mejor es detenernos a unos dos metros del bordillo.
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Premio y castigo en el adistramiento del perro


Adiestrar a nuestro perro no es un proceso sencillo, pero podemos lograrlo si sabemos hacerlo del modo correcto. Como parte de un buen adiestramiento deberemos utilizar también los premios para reforzar la conducta correcta o los castigos, en el caso de que queramos censurar una conducta no deseada. Sin embargo, en el caso del castigo, debemos utilizarlo en contadas ocasiones y siempre procurando que sea proporcional al acto realizado por el animal. De lo contrario, en lugar de adiestrar a nuestro perro lo estaremos transformando en un animal inseguro y miedoso que a la larga no será capaz de cumplir ninguna orden.

Lo mejor, siempre que se pueda, es utilizar el refuerzo positivo o premio, ya que está estudiado que todos los mamíferos, incluido el hombre, se motivan más ante un premio que por la amenaza de un castigo. El premio puede ir desde unas palmaditas en el lomo acompañado de frases de aprobación o bien en darle a nuestro perro un juguete o un alimento. De ese modo, el animal relacionará el premio con la acción que nosotros queremos que realice y obedecerá más fácilmente.

Si el premio que utilizamos es un alimento, también podemos graduarlo según la dificultad. Si es poca, le daremos algo que a nuestro perro le guste bastante, y si la dificultad era mayor le deberemos dar un bocado de un alimento que para el perro sea un auténtico manjar.

Una regla que debemos observar tanto para el premio como para el castigo es que deben ser inmediatamente posteriores al acto realizado por nuestro perro, ya que ese es el único modo en que lograremos que el animal los relacione. Si no lo hacemos así, y dejamos pasar un par de minutos, nuestro perro no entenderá por qué y no actuará como esperamos.

El adiestramiento de los periquitos


La inteligencia de los periquitos nos permite adiestrarlos para que aprendan una gran variedad de acciones. Si queremos adiestrar a nuestros periquitos, lo ideal es comenzar desde que sea muy joven y, si es posible, a uno que haya sido criado por ti.

Para adiestrarlo debemos aislarlo de los demás periquitos y siempre debe ser la misma persona quien se encargue del adiestramiento, para evitar que el animal deba acostumbrarse a más de una persona. Debemos evitar en todo momento los movimientos bruscos, así como los sonidos fuertes o los gritos que puedan sobresaltar al periquito. De ese modo, día a día nos iremos ganando la confianza del ave.

Si no habéis criado vosotros mismos al periquito el proceso de adiestramiento será más largo, pero al final lograremos los mismos resultados. En este caso llevaremos la jaula del periquito a un lugar tranquilo donde pueda acostumbrarse a nuestra presencia y a nuestra voz durante dos o tres días.

El siguiente paso es meter una varilla en la jaula para conseguir que el periquito se suba a ella. Cuando logremos que se suba, la sustituiremos por el dedo y muy suavemente lo acariciaremos. Si lo queremos sacar de la jaula, deberemos asegurarnos de que las ventanas están cerradas y las cortinas echadas.

Las sesiones de entrenamiento no deben superar los diez minutos y deberemos hacerlo unas tres veces al día, de forma que el ave fije en su memoria lo que le queremos enseñar.

Si queremos enseñarle a hablar, comenzaremos con una palabra muy sencilla, repetida siempre por la misma persona y en el mismo tono de voz. Esta palabra será lo primero que oiga al levantarse y la última antes de acostarse. También se la repetiremos varias veces al día hasta que la aprenda, momento en que podremos enseñarle otras.

Cómo adiestrar a las palomas


Para poder adiestrar a una paloma, es necesario seguir unos pasos básicos y necesarios. Es importante que comiences su adiestramiento con la muda de su primera pluma primaria de su ala.

La primera suelta que realices de la paloma es recomendable que la lleves a cabo siguiendo estas recomendaciones. Has de iniciar la suelta de la paloma con un kilómetro, a poder ser acompañando a esta con una paloma que ya haya volado anteriormente. La segunda suelta deberá ser a dos kilómetros, o bien sola o bien en grupo.

Normalmente las sueltas han de ser siempre el doble de distancia que la anterior, por lo que siguiendo con el entrenamiento, la tercera suelta habrá que hacerla a cinco kilómetros. La cuarta a diez kilómetros. La quinta a veinte kilómetros. La sexta suelta de palomas a cincuenta. La sétima a setenta y cinco. Y por último la octava suelta se hará a cien kilómetros.

Para tener éxito en estos entrenamientos, es importante que un mes antes de empezar con su entrenamiento, el pichón vuele sin parar sobre su palomar unos diez minutos por la mañana y por la tarde. Poco a poco habrá que incrementar ese tiempo, y pasar así en menos de quince días a volar seguido treinta minutos por la mañana y otros treinta por la tarde. Estos han de ser los únicos momentos en los que debes abrir el palomar, y has de darles de comer cuando regresen. Respecto a las horas en las que debes realizar esta suelta, decirte que es recomendable que lo hagas en horas tempranas, como por ejemplo a las siete de la mañana y a las cuatro del medio día. Eso sí, mantén siempre la misma hora de la suelta de las palomas.

Cómo enseñar a un futuro perro de exposición


Si pretendemos que nuestro perro se convierta en un futuro perro de exposición, es importante que desde que son pequeñitos vayan aprendiendo ciertos comportamientos. Por ejemplo, es importante que aprendan a quedarse en pie y quietos sobre una mesa o sobre el suelo (dependiendo de las dimensiones de nuestra mascota), o que aprendan a dejarse asear a menudo. Es muy importante empezar a trabajar con ellos desde que son cachorros, ya que aprenderán desde pequeñitos que deben dejarse manipular con naturalidad y sin ningún tipo de miedos por ello.

Hoy en día para poder ganar competiciones de este estilo ya no es suficiente con que nuestra mascota sea poseedora de unas perfectas cualidades físicas. La presentación del animal ha adquirido una gran importancia. Este es otro motivo por el que es también importante entrenar a nuestro perro desde cachorro, puesto que así nos será más fácil que vaya aprendiendo las técnicas de presentación. Si se desea también se puede llevar a los cachorros a clases especializadas que tienen lugar en los diversos clubs caninos en los que se les enseñarán estas técnicas.

Hay un aspecto importante a tratar, y es el baño. Al contrario de lo que se tiene entendido, si es posible bañar al cachorro antes de que este haya completado su ciclo de vacunaciones. No es peligroso hacerlo, y nos servirá también para ir acostumbrando al animal desde pequeño al constante aseo.

Eso sí, es importante que lo sequemos bien antes de que le saquemos de casa. Deberemos secarle tanto con una toalla en primer lugar, como con un secador finalmente. En caso de que el cachorro se asuste, deberemos hablarle con un tono de voz tranquilizador para que se vaya familiarizando también con el secador.

Un perro en un piso


Muchas personas se toman al pie de la letra el dicho de que el perro es el mejor amigo del hombre, piensan que estos y otros animales están diseñados exclusivamente para hacer compañía a los humanos, para servirles y serles fieles, y se olvidan de que los perros también tienen sentimientos y que, de la misma manera que sus dueños necesitan de sus cariño, ellos necesitan sentir el afecto de sus amos.

De esta manera, cuando una persona, pareja o familia se plantea la compra de un perro, debe tener en cuenta que el animal tiene sus necesidades y que los dueños deben facilitarle el trabajo, ya que él no es autónomo para salir de casa, sobre todo si vive en un piso.

Todos sabemos que un perro es más feliz en una vivienda unifamiliar, una casa de campo o un chalet, pero en caso de que queramos tenerlo en un piso debemos plantearnos, antes de nada, si estamos dispuestos a cuidarlo como se merece y si tenemos tiempo para sacarlo a pasear tres veces al día, para llenarle su comedero cuando se le acabe la comida, etc.

Y es que estas necesidades tan básicas requerirán un mayor esfuerzo por parte de los amos que residen en un piso, ya que en una casa el perro, en caso de emergencia, podría utilizar el campo para defecar, por ejemplo, pero en un piso es impensable, siempre que el perro esté bien enseñado.

Además, los perros necesitan sentirse libres, tener espacios para correr y jugar, ya que el carácter nervioso y enérgico de la mayoría de ellos tiene que satisfacerse de esta forma. De lo contrario, nuestra mascota podría volverse agresiva y desobediente, lo que provocaría la rotura de muebles y ropa o la aparición de charcos de orina en el pasillo.

En general, si vives en un piso y deseas adquirir un perro es mejor que te decantes por uno pequeño, como un chihuahua o un yorkshire, ya que su carácter es más tranquilo y su ansia de correr en espacios abiertos es menor.

Cómo aprender a pasear al perro


Hay ocasiones en las que algunos dueños, en lugar de estar paseando por su perro, tienen la sensación de estar siendo paseados por el animal. Perros que en casa son dóciles, pueden volverse completamente ingobernables en la calle; y que el paseo sea cómodo para el perro y el amo puede marcar la diferencia entre que sea un momento lúdico a compartir con nuestra mascota o un suplicio diario para ambos: con un buen adiestramiento se puede enseñar al perro a caminar junto a nosotros sin tirar de la correa.

¿Qué palabras podemos utilizar? “Quieto”, “siéntate”, “adelante” y “junto” son las cuatro órdenes básicas que nuestro can debe aprender a acatar; y las cuatro que nosotros debemos aprender a darle.

El perro debe sentirse cómodo llevando collar y una correa ligera. Es mejor empezar el adiestramiento en casa, preferiblemente en un pasillo sin obstáculos ni distracciones; luego se puede continuar en una zona exterior, pero sólo cuando por lo menos haya aprendido a aceptar cómodamente la orden “junto”. Las sesiones han de ser cortas, de entre 5 y 15 minutos cada vez, y nunca cuando el perro –ni su dueño- esté cansado. Piense con qué pierna va a empezar a caminar, es un detalle importante; ya que el perro se guiará por esa pierna.

Se debe comenzar dando las órdenes de “siéntate” y “quieto”, y cuando queramos que comienza a andar, “adelante”, al mismo tiempo que comenzamos a andar con la pierna izquierda. Mientras el perro se mueve a nuestro lado hay que darle la orden de “junto”, y si de repente tiende a acelerarse hay que turar suavemente de la correa y dar la orden de “quieto”. Después de dar algunos pasos, hay que parase y dar la orden de “quieto”; si lo hace bien, es conveniente una pequeña recompensa y una alabanza, y después repetir la misma secuencia de pasos.

Una vez que el perro haya aprendido a caminar a nuestro lado, se pueden empezar a introducir los giros: mientras se anda, se usa la mano izquierda para guiarlo hacia la derecha y cuando empieza a girarse se le da la orden de “junto”. Si llevamos al perro a nuestra izquierda, los giros hacia ese lado serán un poco más complicados: hay que aumentar el paso y deslizar la mano por el collar para controlarlo de cerca, el perro ha de estar cerca de nuestra pierna izquierda y atender a la orden de “junto” mientras aminora el paso para girar.

Poco a poco y repitiendo el adiestramiento de forma constante, será un perro educado que podrá pasear tranquilamente con su dueño.