Mascotas y niños son una buena combinación y conforman una relación positiva, especialmente, para los más pequeños. Sin embargo, a la hora de elegir si tener un perro, gato o cualquier otro animal de compañía es necesario prestar atención a las necesidades que puede tener el niño y a su edad, especialmente, para determinar si está preparado para asumir determinadas responsabilidades y hacer que esta relación sea lo más beneficiosa.
La edad
Tener una mascota en casa siempre requiere de cuidados y atenciones. Normalmente, son funciones que recaen en las personas adultas, pero en las que también suelen colaborar o ayudar los niños.
Y esto es positivo pero, a la hora de asumir responsabilidades, es conveniente tener en cuenta una serie de factores como la edad del niño porque de ella va a depender que pueda asumir o llevar a cabo algunas funciones o actividades con la mascota.
Aunque todo dependerá de cada niño, en general, puede decirse que, cuando tienen edades tempranas, es posible que ayude en el cuidado de la mascota. En este caso, deberá seguir las indicaciones de un adulto. Es importante que el niño aprenda, se sienta a gusto y no lo vea como una obligación. Además, es preciso trabajar en que el niño aprenda para que haga estas tareas porque, por si mismo, a esta edad, no tienen capacidad ni pueden tener esa responsabilidad.
Conforme el niño va creciendo sí es capaz de ir asumiendo más responsabilidades y funciones, que puede llevar a cabo de una manera bastante autónoma conforme se va a acercando a la adolescencia.
Pero, llegados a este punto, es habitual que en el hogar surja otro problema. El joven puede mostrar interés por otros temas, más propios de su edad, y es habitual que esté menos tiempo en casa, haciendo su vida más al margen o de forma más independiente a los miembros de la familia. Un motivo por el que no hay que pensar en que el niño-adolescente será el único que se encargue de la mascota.
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