El Husky Siberiano, lógicamente, nació en Siberia. Allí eran usados como perros de tiro de trineo por las tribus emparentadas con los esquimales. Se cree que su origen se remonta a hace tres mil años y que se emparenta directamente con el lobo. Los exploradores americanos lo llevaron a Alaska y de ahí, ya en el siglo XX, pasaría a Europa, usado como mascota.
El Husky es un perro muy elegante, en el que destacan sus ojos azules, pero estos no siempre son de ese color. También pueden ser negros, grises e, incluso, uno de cada color. Tiene un cuerpo equilibrado, con patas musculosas, de aspecto muy ágil. El manto de pelo es abundante y doble, la capa externa no debe tener rizos ni debe cortarse. Hay que cepillarlo muy frecuentemente en época de muda.
Pero no conviene lavarlos a menudo, ya que su grasa natural los protege. Alcanzan un peso de 20 a 29 kilos los machos y de hasta 23 kilos en el caso de las hembras. Miden de 54 a 60 centímetros los machos y de 51 a 56 centímetros las hembras.
El Husky es un ejemplar muy independiente y rústico. Cariñoso y sociable con las personas, no sirve de perro guardián. No se debe dejar libre, ya que pocos son los que obedecen a la llamada a no ser que su educación sea muy estricta. Les gusta vivir en el campo,ése es su hábitat natural. No es un perro para la ciudad, ni para una casa pequeña, no sólo sufrirá por la falta de espacio, sino también por el calor de la calefacción. Aunque es muy bonito, hay que pensárselo dos veces antes de adquirir uno para tenerlo en una casa en una ciudad calurosa, ése no es su ambiente y el perro sufrirá mucho.