Los gatos son mascotas que tienen fama de independientes, poco cariñosos e, incluso, se afirma que suelen tener mal carácter. La verdad es que no siempre es así. De hecho, se debe ser consciente de que, evidentemente, a los gatos, como sucede con las personas, hay cosas que les molestan o no les gustan. Pero, ¿qué es realmente lo que odian y que, a veces, en el día a día hacemos sin querer?
Olores y ruidos
Determinados olores y ruidos no son del agrado de los gatos. Por ejemplo, comenzando por los primeros, es decir los olores, muestran mucho rechazo a todos aquellos que son fuertes como el humo del tabaco.
Además, tampoco son de su agrado los olores que desprenden alimentos que se suelen tener en casa como el ajo, la cebolla, cítricos como el limón, y también la cebolla. Incluso, hay algunos aromas que a las personas nos pueden parecer agradables, pero que los mininos no toleran bien como sucede con los plátanos.
A todos ellos, se suman los olores químicos como los que proceden de productos de limpieza, jabones o detergentes, entre otros.
Y, ¿qué sucede con los ruidos? Algo parecido. Todos aquellos ruidos que son fuertes como los petardos o fuegos artificiales, así como los gritos, sonido del claxon de los coches… les produce miedo, además de generarles estrés y ansiedad porque tienden a identificar estos sonidos con cambios en el entorno. Y el gato es un animal de rutinas al que no le gustan que le modifiquen su día a día.
Caricias
Aunque los gatos tienen fama de que no les gustan las caricias, tampoco es del todo cierto. En concreto, no les agrada que les cojan en brazos y que la panza quede hacia arriba porque se sienten vulnerables. Tampoco, en general, es de su agrado que se la acaricien. Es mejor mostrarles atenciones y cariño a través de zonas que les gustan más como la cabeza, barbilla, orejas o el cuello.
Y es que esta mascota también necesita afecto porque no les gusta que les ignoren. Así que hay que aprender a darle la atención y cariño en su justa medida.
Costumbres en el hogar
Además, hay otras cosas que el gato no soporta y que, a veces, se hacen en el hogar de forma inconsciente: cerrar las puertas. Realmente, los mininos odian las puertas cerradas porque sienten la necesidad de saber lo que hay en cada lugar de la casa, aparte de percibirlo como la limitación de su acceso a todo el hogar.
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