En anteriores ocasiones, hemos hablado de lo que es el Coronavirus y de los principales síntomas que presenta el perro. Ahora, nos vamos a centrar en su tratamiento. Y es que esta enfermedad es importante tratarla porque puede tener consecuencias graves al aumentar la predisposición del perro a padecer otras patologías. No obstante, aunque el índice de mortalidad del Coronavirus es bastante bajo por sí mismo, también es fundamental atender al can por todas las molestias que le pueden originar los síntomas.
Diagnóstico
Ante cualquier señal de que el perro puede tener Coronavirus, es importante acudir de manera urgente al veterinario para que se pueda descartar la presencia de otros patógenos como parásitos u otros virus como el Parvovirus canino, que puede llegar a causar la muerte del perro cuando se padecen los dos al mismo tiempo.
Además, es clave hacer este control con el fin de comprobar que las molestias intestinales no hayan sido debidas a que el perro ha ingerido algún cuerpo extraño o algún alimento que no debía.
Para comprobar si realmente el perro está afectado por el Coronavirus, el veterinario realizará un test de diagnóstico rápido para detectar su presencia en los excrementos. El diagnóstico también se puede hacer a través de una muestra de heces en laboratorios especializados.
Tratamiento
Aunque el Coronavirus no sea especialmente grave por sí mismo -todo dependerá del estado de salud y la edad de la mascota, entre otros factores-, es fundamental comenzar el tratamiento lo antes posible para evitar que el virus se extienda y que el perro se vea afectado por otros parásitos y virus.
El tratamiento principalmente suele ser sintomático. Es decir, que se tratan los síntomas que tiene la mascota, lo que se acompaña con la fluidoterapia para que el perro no sé deshidrate.
Sin embargo, si se observa que el perro está afectado por más de alguna otra patología o virus, suele ser recomendable el uso de antibióticos porque ya el cuadro es más grave.
No obstante, y como siempre, la mejor arma es la prevención. Lo más recomendable es la vacunación y que el perro esté al corriente de sus vacunas. Además, otra clave es mantener la higiene siempre en condiciones adecuadas para evitar el contagio de este virus.
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