¿Sabes qué es la petofilia?

petofilia
Cuando se tiene una mascota, pasa a formar parte de la familia y del hogar porque se le coge mucho cariño y se le quiere. Sin embargo, a veces, las personas se obsesionan con ellas y prestan cuidados y atenciones que son excesivas e innecesarias. De esta manera, se crea una obsesión que no es sana, por más que se hagan las cosas pensando en el bien de la mascota. En realidad, esto es un trastorno. Y tiene nombre: petofilia.

¿En qué consiste la petofilia?

La petofilia se define como un trastorno que se caracteriza porque el amor que se tiene por una mascota pasa a convertirse en toda una obsesión, que se traduce en un apego excesivo hacia el animal y en un comportamiento y amor desmedido por ellos.

Diversas investigaciones señalan que la petofilia comienza cuando la persona que tiene la mascota la personifica y la trata como si fuera un ser humano, llegando incluso a confundir su verdadera naturaleza.

Este trastorno no solo se traslada a la realidad en forma de compras de objetos o de cuidados desmesurados que son auténticos despilfarros de dinero –lo que puede ser una señal-, sino que la alerta salta cuando la persona solo está feliz, contenta y satisfecha si mantiene contacto con los animales.

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Es un contacto que no es normal porque, evidentemente, a todo el mundo le gusta pasar tiempo y disfrutar de su mascota. Se reconoce porque, al final, la persona termina aislándose de su entorno.

Grupos de riesgo

Aunque cualquier persona podría tener el trastorno de la petofilia, lo cierto es que es más habitual cuando se tienen carencias emocionales porque se tratan de suplir con el amor y atención de la mascota.

También es más frecuente en personas que han vivido experiencias traumáticas con otros individuos o bien porque se está solo y se tienen problemas para establecer relaciones sociales.

¿Le afecta a la mascota?

La petofilia puede tener consecuencias negativas para la mascota. Y es que es habitual que las personas que las humanizan tengan comportamientos que no son positivos para el animal como darles de comer comida para humanos o llevarlas a actos y actividades que no comprenden y que, incluso, pueden llegar a intimidarles.

De hecho, entre los principales efectos nocivos en la mascota están las enfermedades cardiacas o metabólicas, así como problemas emocionales, entre otras.

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