La naturaleza nos deja muchas veces datos y explicaciones que son un tanto curiosas, sobre todo, en lo que se refiere a los animales. Y es que ninguna parte de su cuerpo está por estar. Es más todos son fundamentales para su vida y día a día como sucede con el hocico en los perros. Y es que su función va más allá de olisquear todo lo que se encuentran y les llama la atención. Su papel es mucho más importante.
Los hocicos
El hocico, realmente, es más que el canal por el que el perro recibe los olores. Inicialmente, puede pensarse que esa es su función, puesto que su epitelio nasal está mucho más desarrollado que el de los humanos. En concreto, 125 veces. Y eso no es todo porque el perro también tiene capacidad para percibir los olores mucho mejor que el hombre. En este caso, la cifra oscila entre las 10.000 y 100.000 veces.
Y esta mayor capacidad es lo que hace que el perro pase tanto tiempo olisqueando. Y es que la función del hocico es clave para la mascota, según se ha puesto de manifiesto en un estudio científico en el que se ha constatado que, a través del olor que perciben por el hocico, el perro es capaz de generar representaciones mentales.
De hecho, los perros son capaces de reconocer el mundo por el olfato, lo que hace que sean muy útiles a la hora de, por ejemplo, rastrear a alguna persona, cazar o bien cuidar de los rebaños.
Cómo funciona
De acuerdo con el estudio llevado a cabo entre 48 perros de los que se analizó su comportamiento –la mitad estaban adiestrados y se empleaban para funciones policiales o de rescate-, se constató que el olor crea en el perro una representación mental.
Esto hizo que, cuando se les daba un olor para que buscaran un objeto, pero encontraban otro, siguieran con al búsqueda de lo que esperaban hallar en función de esa representación mental que tenían en su cabeza.
El estudio también evidenció que tanto los perros entrenados como los domésticos realizan esta función de forma parecida, aunque los que se emplean para trabajos policiales o de rescate mostraron mayor efectividad y menos equivocaciones que los que no estaban adiestrados.
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