La alergia al polen es una de las alergias más comunes en las personas y también en algunos animales, como por ejemplo los perros. Aunque ahora estamos en invierno y esta alergia llega con la primavera, es importante tener todos los detalles sobre su aparición y cómo puede afectar a nuestras mascotas para estar preparados y que lo lleven lo mejor posible.
Las señales que más te indicarán que pueden haber caído en las redes de esta alergia primaveral son las rojeces y los picores en la piel, y suele darse especialmente en esa época del año por el calor, las lluvias, el aumento de horas de luz… Ya se dice que «la primavera, la sangre altera», por eso esta alergia es una de las más comunes. De todas formas, se puede combatir de forma eficaz y que nuestro can no la sufra en exceso e incluso se libre de ella.
Cómo detectarla
Aunque las personas podemos ponernos mascarillas o tomarnos algún medicamento para evitar la inhalación del polen, en el caso de los perros es más complicado poder evitarlo. Es por eso que resulta muy importante saber si tu perro tiene esta alergia, así cuando llegue la primavera podrás protegerlo lo máximo posible. Lo primero que debes hacer es vigilar su comportamiento, y si se rasca y lame más de lo normal, sin duda es un claro síntoma de que es alérgico al polen. Llévalo al veterinario enseguida.
Reducir sus efectos
También es muy importante que en casa reduzcas el efecto del polen, ya que no hace falta salir a la calle para respirarlo. Limpia bien las patas del perro cada vez que vuelva de la calle para que no lleve gérmenes a casa ya que suele ser muy habitual. Debes bañarlo más a menudo para acabar con cualquier resto vegetal que pueda traer de sus paseos. Tú también puedes hacer cosas para dejar el polen fuera, como por ejemplo no utilizar en casa el mismo calzado que utilizas en la calle y no tener mucho tiempo las ventanas abiertas.