A la hora de adiestrar un perro existen diversos métodos con el fin de que pueda aprender determinadas normas y hábitos. Cuando este adiestramiento se realiza en casa y sin la ayuda de profesionales, muchas veces se cae en el error de gritar al perro porque se considera que así va a aprender más rápidamente. Sin embargo, es un error que tiene consecuencias.
Los motivos
Gritar a un perro para adiestrarle o cuando está haciendo algo mal no tiene ningún efecto positivo. Un experimento realizado en la Universidad de Oporto ha puesto de manifiesto que los gritos o cualquier otra conducta agresiva con los perros solo produce efectos negativos en la mascota.
A esta conclusión se ha llegado a través de este estudio que se ha realizado con 100 perros de varias escuelas de entrenamiento y con los que se han empleado distintos métodos. Uno de ellos se basaba en el sistema de recompensas mediante golosinas, mientras que otros se centraban en la aversión y el castigo.
Este experimento permitió comprobar que aquellos canes que eran adiestrados con el sistema de recompensas tenían un comportamiento mucho más relajado que aquellos que habían recibido gritos o bien se les había sacudido con la correa.
Los perros adiestrados con el sistema del castigo mostraron así un comportamiento más relacionado con el estrés, además de detectarse elevaciones más altas en los niveles de cortisol tras el entrenamiento.
Utilizar los gritos u otros comportamientos agresivos hace, además, que el perro se asuste y que se vuelva mucho más desconfiado y arisco, pudiendo así producirse algunas alteraciones en su comportamiento.
Otro de los motivos que demuestran que gritarle no es un entrenamiento efectivo se corresponde con el hecho de que no sirve de nada hacerlo si el grito no se produce en el momento exacto en el que está haciendo algo mal. Y, aunque se hiciera así, el grito seguiría teniendo esas consecuencias negativas en el perro que ya hemos comentado anteriormente.
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