En el mes de noviembre, ya empiezan a realizarse muchas compras de cara a la Navidad y a preparar todos los menús y los dulces típicos de estas fechas. Son productos con los que hay que tener mucho cuidado cuando se tienen mascotas en el hogar porque, si los ingieren, pueden tener molestias e, incluso, sentirse enfermos al producirse una intoxicación. Y, aunque no es conveniente que el perro coma comida de las personas, estos son los alimentos navideños con los que se deben extremar las precauciones, procurando a su vez que no queden a su alcance para que los coman en un despiste.
Dulces
Qué sería de la Navidad sin los dulces típicos como los turrones, mazapanes, polvorones, mantecados… en todas sus versiones y sabores. Sin embargo, son alimentos que hay que mantener muy lejos del perro.
Una precaución que se debe extremar aún más con todos aquellos dulces de chocolate. Y no solo los que estén elaborados solo él, como los bombones, sino también los que incorporen pepitas o se haya empleado como ingrediente en su elaboración.
El chocolate es un alimento que es muy perjudicial para el perro porque contiene teobromina, que es un activo tóxico para la mascota. Aunque el nivel de toxicidad en el can depende de la cantidad que ingiera, puede ser realmente peligroso para la mascota. También depende de la pureza del chocolate: a más pureza, más teobromina.
Entre los primeros síntomas de su ingesta, están los vómitos y las diarreas. También es posible que se produzcan en el can reacciones neurológicas como la falta de coordinación motora y movimientos anormales en los ojos o convulsiones. Incluso en algún momento, se generan arritmias y el perro puede entrar en coma, llegando a producir la muerte en 24 horas.
Frutas
En Navidad también son habituales las uvas, bien como postre o para fin de año, así como las bandejas en las que se ponen algunos frutos, frutas escarchadas o desecadas… Son productos que también son perjudiciales para el perro.
En concreto, el principal foco de atención debe estar en las uvas y en las pasas. Son alimentos que dañan el riñón del can y puede producirle un fallo renal. Su ingesta también causa molestias gastrointestinales como vómitos y diarreas.
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