El baño del perro es un momento muy importante. En general, esta mascota no es tan complicada de asear como un gato, pero es fundamental que se sienta bien y que bañarse sea una experiencia agradable. Para conseguirlo, es clave seguir una serie de consejos.
Preparativos
A la hora de bañar al perro, lo primero que hay que elegir bien es el sitio en el que se va a bañarlo, procurando que siempre sea el mismo para que sepa qué es lo que va a suceder cada vez que vaya allí. Muchas personas eligen el jardín o la bañera de casa. Sea cual sea el lugar, no hay que olvidarse de que debe ser espacioso para que el perro pueda estar cómodo.
Los productos que se empleen tienen que ser específicos para perros porque los que se emplean para la higiene de las personas pueden dañar su piel y su pelo porque el pH es diferente.
Durante el baño
Además de los preparativos previos al baño, es importante estar pendiente del animal para que disfrute de la experiencia. Un buen consejo es acariciarle para que esté más tranquilo y no se estrese. El baño, igualmente, tiene que hacerse lentamente y con paciencia. Si la mascota está muy nerviosa, también se le puede dar alguna recompensa como una chuche que le guste o su galleta preferida.
El agua siempre tiene que estar templada. Y esto es clave porque la temperatura corporal de los perros es más elevada que la de las personas. Así, si emplea agua caliente, se le puede hacer daño. El agua fría no le resultará muy agradable.
Durante el baño, se debe tener cuidado en que no entre jabón, champú o agua directamente en los ojos y oídos del perro. Esto hará que, aparte de tener problemas de salud como otitis, también rechace ese momento de higiene porque lo recordará como molesto.
El secado del perro es otro de los puntos clave en este proceso. En primer lugar, se le debe retirar el exceso de agua con una toalla, lo que se puede aprovechar para darle también suaves masajes que le relajen y sean placenteros. Finalmente, se puede emplear un secador para terminar de secarle, pero cuidado con la temperatura del aire. Es mejor emplearlo con una temperatura fría y con distancia para no dañar al perro.
El cepillado es uno de los momentos que más le pueden gustar al perro, pero para eso se tiene que hacer bien. Por ejemplo, hay que tener mucho cuidado en quitar los nudos y el exceso de pelo muerto. Una vez se ha conseguido, se puede utilizar este momento para seguir acariciándolo y cuidándole el pelo.
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