La artrosis es una enfermedad crónica de las articulaciones que también afecta a los gatos. Datos estadísticos reflejan que nueve de cada diez gatos con más de 12 años de edad tienen degradación de las articulaciones. Y, aunque en general afecta a los mininos mayores, lo cierto es que también puede afectar a los más jóvenes. Detectarla no siempre es fácil y, normalmente, se percibe porque se aprecia dificultad en el gato para moverse. Y, ¿qué puede hacerse en estos casos? Cuando todavía la enfermedad no está muy avanzada o es leve, se pueden seguir estos consejos que son de gran ayuda.
Cuidados
La alimentación es clave cuando el gato tiene artrosis. En estos casos, es especialmente importante que siga una dieta rica, que le ayude a reforzar el cartílago. Por ejemplo, esto se consigue con los alimentos que son ricos en ácidos grasos esenciales, ya que ayudan a reducir la inflamación.
También es fundamental que la dieta incluya antioxidantes porque contribuyen a evitar el envejecimiento, así como otros nutrientes que refuercen el cartílago. En la alimentación así tampoco pueden faltar nutrientes como el manganeso, selenio y metionina.
La dieta se puede complementar con suplementos nutricionales o condroprotectores de calidad que estén hechos a base de condoitrín y glucosamina, que son claves para los cartílagos.
Y ojo también con la alimentación del gato porque es esencial evitar que coja peso y, por supuesto, que tenga obesidad. Los kilos de más pueden contribuir a agravar esta patología. La obesidad es un factor de riesgo, auque en la actualidad no está considerada como una causa directa de artrosis.
El gato con artrosis en una fase leve o todavía incipiente debe hacer ejercicio. Eso sí debe ser siempre moderado. Esto, además, ayudará a mantener a raya el peso del gato y evitar que engorde.
Y, por supuesto, no hay que olvidarse de llevarlo al veterinario para revisiones periódicas con el fin de de controlar cómo avanza la enfermedad y las necesidades del gato.
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