En más de un ocasión, hemos hablado del ruido y de la música en relación al impacto que tiene sobre las mascotas como los perros y gatos. Pero en el hogar, hay otro tipo de animales de compañía como los peces. Y, ¿qué sucede en estos casos? ¿A los peces les gusta la música? ¿Sienten lo mismo con todos los estilos musicales? ¿Qué sucede con el ruido del día a día de la casa? Aquí vamos a dar respuesta a estas preguntas para tratar de que los peces tengan el mayor bienestar en el acuario doméstico.
Ruido y peces
Cuando se tiene una pecera en casa, parece que a los peces nada les afecte porque están en su atmósfera controlada y en el interior del acuario, que hace las veces de escudo. Sin embargo, no siempre es así, porque la música llega a los peces.
Varias investigaciones llevadas a cabo por la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, ponen de manifiesto que el sonido distrae a los peces, sobre todo, a la hora de realizar funciones tan importantes como buscar la comida para alimentarse.
El estudio constató que el sonido hace que los peces tengan errores en su comportamiento en las tareas que realizan de forma rutinaria. En menor medida, se observó que hubiera consecuencias o efectos nocivos en funciones vitales como protegerse o escapar.
Sin embargo, sí llamó la atención que una de las equivocaciones fue que, al escuchar sonidos, los peces comían sus deposiciones en lugar del alimento por estar en un estado de confusión.
Este tipo de comportamientos se producía aunque el sonido solo se escuchara unos segundos. Además, tampoco era necesario que fuera con un alto o fuerte volumen. Los peces, al escucharlo, no eran capaces de recordar lo que estaban haciendo o cuál era su objetivo. Continuando con el ejemplo de la comida, se apreció que los peces dejaban de buscar alimento y comían lo que tenían delante, con independencia de lo que fuera, incluyendo sus propias deposiciones.
Las mayores molestias
El estudio también detectó que los sonidos que más molestan a los peces son los zumbidos, llantos, aullidos, sirenas y alarmas. Esto se explica porque son semejantes a los elementos de comunicación que tienen para relacionarse como onda de vibración sobre el agua.
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