Los peces también se ponen enfermos. Muchas personas piensan que no es así porque siempre están en el acuario, en un entorno protegido y cuidado, con especies con las que puede convivir… pero son seres vivos que no están exentos de patologías. Además, aquellos peces que viven en peceras o acuarios, suelen verse afectados por algunas enfermedades que son bastante frecuentes en estos casos. ¿Cuáles son? ¿Cómo se reconocen? Estas y otras claves las abordamos a continuación.
Enfermedades comunes
Una de las principales patologías que afectan a los peces del acuario es el estrés. Esto suele suceder cuando el pez llega nuevo al acuario o bien se le introduce un nuevo espécimen con el que tiene que aprender a convivir.
En estos casos, suele producirse estrés, produciéndose una bajada de defensas. No hay que olvidar que los peces son animales muy sensibles y notan cualquier cambio en su microsistema. Esto a su vez se ve potenciado porque el espacio del acuario está acotado, no es posible tener diferentes temperaturas o pH, dureza o densidad del agua, y los peces que no se llevan bien siempre terminan encontrándose. Normalmente, el estrés generado por cualquiera de estas causas se percibe tanto en el comportamiento del pez, tiende a ser más agresivo, como en su forma de relacionarse.
Otra enfermedad muy común es la viruela de la carpa. Sus principales síntomas son las protuberancias tersas en las aletas y piel, normalmente de color blanco, gris o rosado. Esa infección vírica, afecta a cualquier pez de agua fría, es mortal porque genera hemorragias en diversos órganos. Por fortuna, no es muy contagiosa.
La enfermedad del algodón también es habitual. Se reconoce por unas manchas blancas en la boca y en las aletas, aunque también pueden aparecer en el resto del cuerpo del pez. Además, conforme avanza la enfermedad, aparecen en la zona de la boca formas con apariencia de algodón. De ahí, su nombre.
Y, finalmente, está la obstrucción intestinal. Sí, los peces también pueden tener estreñimiento y derivar en esta afección. Normalmente, esto sucede porque su dieta aporta demasiados nutrientes o bien es insuficiente. Esto lleva a que el metabolismo del pez se altere y se desequilibre, emanando toxinas. En general, es más habitual en el pez disco, aunque puede aparecer en cualquier especie. Y, ¿cómo se nota esta afección? La clave está en el abdomen, que crece de forma no uniforme, viéndose más abultado en un lateral o en la parte frontal.
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