En más de una ocasión hemos hablado de que los sonidos pueden alterar, estresar o generar miedo en el perro. Pero, ¿qué sucede con la música? ¿Es positivo o negativo que el can la escuche? La verdad es que tiene efectos. Y es importante conocerlos porque los perros no interpretan las ondas sonoras de la misma manera que las personas.
Los sonidos
Un estudio realizado por la Queen’s Univesity de Belfast se ha centrado en analizar los efectos de la música en el perro. Y uno de los primeros datos a tener en cuenta es que los perros entienden los sonidos de manera diferente. Esto hace que muchos perros no reaccionen a la música porque no sienten atracción por el ritmo.
Es un hecho que puede parecer extraño porque, precisamente, uno de los sentidos más agudos del can es el oído. No obstante, conviene saber que está desarrollado de manera que interpreta las ondas sonoras de manera diferente. Esto probablemente deriva en que la información que le llega al cerebro tenga un significado distinto en comparación con lo que comprende una persona.
Estas particularidades explican que la música sea un sonido ambiente más para los perros como puede ser el de un grifo, un ascensor… pero también puede ser un ruido, sobre todo, cuando se pone muy alta.
Precauciones
Y aquí es donde hay que tener cuidado porque una canción a todo volumen puede convertirse en una privación sensorial de primer nivel para el perro. Esto haría que dejase de escuchar cualquier sonido y solo oír la música. Pero esto no supondría un problema porque los perros escuchan un espectro más amplio de frecuencias de onda. De este modo, puede percibir otros sonidos, dejando pasar por alto la música.
Pese a ello, siempre se recomienda no abusar de la música cuando se tienen perros en el hogar. Por supuesto, tampoco es conveniente oírla muy alta para no alterar al can ni interferir en su capacidad sensorial.
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