El cáncer de mama no es una enfermedad exclusiva de las personas. También las mascotas pueden tenerlo. Además, la incidencia es igualmente considerable. Es decir, que no son casos aislados, siendo una patología que es más habitual de lo que inicialmente se piensa, sobre todo, en los perros. De hecho, se estima que una de cada cuatro perras padecerá esta enfermedad. También es de las más frecuentes en los gatos. Aunque es importante tener en cuenta que no es una patología exclusiva de las hembras, sino que igualmente afecta a los machos, aunque en menor medida. Como siempre la mejor arma para combatirla es la prevención. ¿Qué puede hacerse?
Consejos
La prevención es la clave para que las mascotas no se vean afectadas por el cáncer de mama. Para ello, siempre es importante realizarle a la mascota una exploración de las mamas con el fin de detectar algún bulto o anomalía en ellas.
Pero, además, es importante observar otros síntomas o señales que pueden aparecer. Por ejemplo, es el caso de secreciones anormales de las mamas. También es probable que se produzca una inflamación del tejido mamario.
Y, por supuesto, no hay que olvidarse de que las mascotas igualmente tienen una predisposición genética como sucede con las personas. De todos modos y, en cualquier caso, siempre es conveniente acudir al veterinario para que realice las pruebas necesarias.
Prevención
Además de los consejos que hemos dado anteriormente para detectar a tiempo un posible cáncer de mama, también se pueden adoptar otra serie de pautas que van dirigidas a la prevención. Esto es de gran ayuda, sobre todo, en aquellos casos en los que la mascota tiene predisposición genética a padecer estas patologías.
Una de las posibles medidas preventivas es la esterilización temprana –antes del primer o segundo celo-, de la que se ha demostrado que reduce el riesgo de padecer este tipo de tumores. Sin embargo, no es recomendable que esta intervención quirúrgica se realice antes de los tres meses de vida.
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