En ocasiones, un perro puede comer por error algo en un parque o en la calle cuando va de paseo y que resulte ser veneno o bien es posible que caiga en la tentación de comida que es aparentemente para canes, pero que ha sido colocada ahí con el fin de envenenar a los animales como ha sucedido en algunas ciudades como Zaragoza con trozos de carne que contenían clavos.
Controlar estas situaciones es muy complicado, aunque se preste toda la atención a la mascota, porque durante el paseo también necesita tener una cierta libertad. Pero, ¿cómo saber si realmente el perro está envenenado? Hay unos síntomas muy claros que deben alertarnos para acudir rápidamente a las urgencias veterinarias.
Los síntomas
Cuando un perro es envenenado puede presentar diferentes síntomas en función del tipo de veneno. Además, no siempre la sintomatología se muestra al poco rato de la ingesta, sino que cabe la posibilidad de que se manifieste unas horas más tarde.
En todo caso, siempre se debe prestar atención a unas señales. La primera de ellas es que el perro vomite o bien tenga diarreas, siendo también posible que presente estos dos síntomas. Para no confundirlos con una indigestión u otra patología, hay que fijarse bien en ellas porque la clave está en la sangre. Si tanto el vómito como las heces son con sangre, el perro ha sido envenenado.
El perro igualmente presenta otros síntomas como tos y estornudos, aparte de mostrar las pupilas mucho más dilatadas. El envenenamiento también produce cambios en su carácter, ya que pasará a mostrarse como si estuviera deprimido y más somnoliento, aunque pueden darse señalas opuestas. Es decir, que el perro esté mucho más nervioso, inquieto, se muestre hiperactivo de repente e, incluso, como desorientado.
A su vez se empezarán a observar signos de debilidad, incluso pueden producirse temblores y espasmos musculares que el perro realice de forma involuntaria. Estos síntomas se acompañan de una cierta rigidez muscular o de una parálisis en alguna zona, llegando incluso al cuerpo entero, así como de mareos y de dolor, que el perro expresará a través de lloriqueos.