Son muchos los animales que, tras ser salvados por un humano, no dudan en mostrarle su agradecimiento. El mayor ejemplo lo encontramos en el pingüino que cada año recorre 8.000 kilómetros para ver al hombre que lo rescató.
Hoy queremos hablarte de otro animal que se siente muy agradecido por haber sido rescatado. Se trata de Gigi, una hembra de búho real que fue llevada al centro de rescate Wild at Heart de Misssissipi cuando estaba al borde de la muerte y que, afortunadamente, salvó la vida, algo que no hubiera sido posible si no fuera por los cuidados de Doug Pjeky. Como podrás comprobar tú mismo a continuación, el animal es muy consciente de ello.
El susurrador de las aves de presa
Cuando Gigi llegó al centro de rescate no solo sufría un enorme traumatismo craneal, sino que sufría una enfermedad similar a la neumonía humana, tenía parásitos por todo el cuerpo y pesaba una cuarta parte de su peso normal. Por suerte, tras un largo tratamiento, el búho mejoró. Sin duda, gran parte de la “culpa” la tuvo Doyg Pojeky, conocido en el refugio como “el susurrador de las aves de presa”.
Una conexión muy especial
Fue tanto el tiempo que el animal y Pojeky pasaron juntos que entre ellos se estableció una conexión muy especial. De hecho, el búho estuvo bastante triste durante los días en los que su cuidador fue a visitar a su familia. En cuanto volvió, Gigi se puso muy contenta e, incluso, le abrazó, como se puede ver en las imágenes que hoy te mostramos.
En libertad
Tal y como cuentan los trabajadores del refugio, Gigi confía plenamente en su cuidador. Eso sí, en cuanto esté complemente recuperada, la devolverán a su hábitat natural. Puede que, como el pingüino que te contábamos al principio, también vuelva cada cierto tiempo para ver a Pojeky.