Viajar con animales no siempre es sencillo y, en el caso de los gatos puede resultar aún más complicado, debido a que a los gatos no les gustan los viajes, ya se trate de desplazamientos cortos o de largos viajes en avión o en coche. Sin embargo, si tenemos paciencia y vamos acostumbrando gradualmente al animal a que viaje con nosotros, con el tiempo no representará ningún problema.
Antes del viaje, sobre todo si va a ser un viaje largo, es aconsejable acostumbrar al animal al automóvil. Para ello, lo subiremos en el coche y daremos una vuelta a la manzana o similar. Poco a poco iremos incrementando el trayecto hasta que el animal se acostumbre al vehículo.
Lo primero que necesitamos es un trasportín para el gato. Esto, además de aconsejable, es obligatorio, porque no podemos llevar al animal moviéndose de acá para allá durante todo el viaje sin ningún control, especialmente si viajamos en coche. Pero además, el hecho de viajar en trasportín permitirá que el animal viaje más tranquilo, especialmente si lo cubrimos con una tela fina, como algodón, que no le dé calor y que nos permita aislarlo ligeramente del exterior.
Es importante también que el trasportín vaya bien sujeto para, en caso de un frenazo o un percance, evitar que el animal sufra lesiones. También deberemos darle agua y comida. Para evitar que vomite durante el trayecto, lo mejor es darle de comer una hora antes de salir de viaje.
Es necesario también que pares cada dos horas para dar de beber al animal y, si es posible, permitirle hacer algo de ejercicio. En estas paradas, ten mucho cuidado para evitar que el gato se escape si lo sacas del trasportín.
Finalmente, nunca dejes al animal solo en el vehículo, ya que podría sufrir una insolación o un golpe de calor.
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