La muerte de la mascota es uno de los momentos más duros que se pueden vivir en el hogar porque se le tiene mucho cariño y se ha convertido en un miembro más de la familia. Hay personas que, de hecho, no pueden presenciar el fallecimiento del can y tardan en recuperarse de una pérdida que, en general, no suele olvidarse aunque se haya pasado la etapa de duelo. Sobre la muerte de los perros, además, hay mucho desconocimiento sobre todo lo que les sucede llegado el momento y máxime cuando se debe tomar la decisión de poner punto y final a su vida para evitar su sufrimiento y dolor. Ahora, se ha arrojado luz sobre ello y se ha descubierto que el perro es totalmente consciente de que se está muriendo. Es un momento en el que los dueños son claves.
Sensibilidad
Aunque, en muchas ocasiones, se ha pensado que los perros no son conscientes de que se están muriendo, lo cierto es que parece que no es así. La explicación la ha dado un veterinario del Hospital Veterinario Hillcrest de Sudáfrica que, a través de las redes sociales, ha expuesto lo que siente el can en su momento final.
Según este veterinario, los perros son totalmente conscientes de que van a morir y de que los dueños han tomado la decisión de poner punto y final a su vida.
Este momento final ha sido definido por el veterinario como “frenético” porque el perro es consciente de la decisión que han tomado los dueños a quienes busca en la habitación de la clínica para reconocer sus rostros. Además, también son más vulnerables y se muestran mucho más nerviosos.
Qué se puede hacer
En esta situación, el veterinario recomienda estar junto con el perro, aunque sea un momento doloroso, para que pueda estar más tranquilo. Además, así el can dejará de pensar por qué los dueños no están en la habitación y por qué le han abandonado en los momentos en los que está enfermo.
Es un pensamiento del perro que, según este profesional es lógico, porque toda la vida de la mascota ha estado relacionada y ha girado en torno a las personas.
Un gesto así que puede ayudar a que el perro se sienta mejor en su final y que, curiosamente, muchos dueños no hacen para evitar ver ese momento que les es doloroso. De hecho, se estima que el 90% de los propietarios no quiere estar en las habitaciones en el momento de poner la inyección al perro.
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