En la actualidad, vivimos en un mundo rodeados por animales que poco a poco vamos haciendo que vayan perdiendo sus instintos naturales. Existen mitos sobre los animales que nos hacen tener unos conceptos muy equivocados sobre estas maravillosas criaturas. Uno de los primeros mitos es que genéticamente estamos relacionas directamente con los monos. En realidad es con los gorilas y los chimpancés, no con los monos.
Los murciélagos también llevan años “padeciendo” otro mito. No son ciegos, aunque se basan para hacer de todo en gran medida en su sentido del oído. Tienen un sistema a través del que emiten sonidos ultrasónicos para producir ecos que les ayudan a localizar a sus presas, incluso en la oscuridad. De hecho, algunos murciélagos son conocidos por poseer una excelente visión diurna. Otro mito es el de la pasión que sienten las serpientes por la música.
Las serpientes son sordas, por lo que su balanceo no está inspirado en la música. Esos movimientos los realizan que sienten a su alrededor. Por otro lado: ¿es un pez? ¿es un anfibio? No, es una ballena, y es un mamífero. Es un mamífero marino, para ser precisos. Tienen una nariz en la parte superior de sus cabezas, y suben a la superficie a intervalos específicos para respirar. Son descendientes de los mamíferos regulares que vivían en tierra.
Fue hace 50 millones de años cuando cambiaron su residencia por el mar. El último de nuestros mitos de hoy es el de los avestruces. Todos pensamos que cuando meten la cabeza bajo tierra es porque tienen miedo de algo ¿verdad? Pues, tampoco es cierto. Cuando veas un avestruz con esa postura piensa que, simplemente está explorando. ¿Cómo va a esconder la cabeza para huir de un depredador si no lo puede ver?