Mi perro tiene artrosis: ¿qué hago?

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La artrosis es una de las enfermedades más frecuentes en los perros, que hace su aparición conforme van envejeciendo como sucede con las personas. Es muy importante detectarla a tiempo para mejorar la calidad de vida del animal y que siga un tratamiento, evitando a su vez que pueda avanzar. Además, en casa, se pueden seguir una serie de pautas para que el perro se encuentre mejor porque esta patología no tiene cura.

Los síntomas de la artrosis

La artrosis es una enfermedad que se detecta en el perro a través de unos síntomas claros como la dificultad para caminar, o hacerlo de forma rígida, por las malformaciones que se producen en los huesos, que a su vez son más frágiles que cuando el can es joven. Tampoco puede hacer actividades como antes como subirse a una silla o las escaleras. Además, en muchas ocasiones, la mascota tiene dolores de mayor o menor intensidad, en función del estadio en el que se encuentre esta patología.

Es importante saber que la artrosis puede afectar a cualquier articulación del animal, incluso a las cuatro patas y la columna vertebral por lo que es importante que siempre se hagan revisiones clínicas y acudir al veterinario ante el menor indicio para que ponga un tratamiento, que puede incluir un mayor aporte de calcio en la dieta del perro para fortalecer su esqueleto óseo.

En aquellos casos en los que la enfermedad está más avanzada, el perro se muestra más alterado y tiene un peor carácter. De hecho, es como si estuviera malhumorado, llegando incluso a mostrar un comportamiento más agresivo.

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Consejos en casa

Lo primero que hay que hacer cuando el perro tiene artrosis es seguir en casa todo el tratamiento que prescriba y las indicaciones que dé el veterinario. Normalmente, las medicinas se centran en reducir el dolor para que el perro se encuentre mejor y pueda moverse.

Además, se incide en mantener la masa muscular para que los huesos estén bien sujetos por su propia estructura ósea y no se produzcan malformaciones. Para ello, se puede recurrir a servicios de fisioterapia para perros o bien a ejercicios físicos específicos como la natación para canes, ya que no podrán hacer actividades de alto impacto como saltos o correr.

También se puede aplicar calor seco en las zonas afectadas a través de bolsas de agua caliente o almohadas térmicas, así como proporcionar masajes para aliviarle el dolor y facilitar que se pueda mover porque es importante que siga haciendo actividad física, aunque moderada. De hecho, con pasear es más que suficiente.

En algunos casos, el veterinario puede recomendar que se usen productos protectores de las articulaciones como los condoprotectores, que suelen ser bastante efectivos para estas patologías.

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