Si el otro día dábamos unos consejos para pasear al gato adecuadamente, hoy nos vamos a centrar en otros aspectos que igualmente hay que tener en cuenta para hacerlo de forma correcta y sin problemas. Y es que sacar de paseo al minino no es tarea fácil, sobre todo, las primeras veces. En concreto, para que todo vaya a la perfección, hay que elegir muy bien las zonas a las que acudir con esta mascota.
Los lugares
Antes de salir a la calle, lo mejor es probar a pasear al gato en una zona acotada. Por ejemplo, una buena elección es un patio exterior o una terraza amplia. Es especialmente importante que el área de paseo elegida no genere ningún conflicto entre el gato, el propio espacio y los transeúntes. De este modo, siempre hay que empezar por zonas en las que no haya otros animales, el bullicio sea inexistente y no haya vehículos u otros elementos que puedan alterar el paseo.
No obstante, es clave que el primer paseo del gato sea corto con el fin de evitar que aparezca un cuadro de ansiedad o de estrés. Además, si no está habituado a este patio exterior porque no pertenece a la casa o edificio, es conveniente llevarle en un transportín y ponerle el arnés en el lugar. Para que se sienta más tranquilo, se le puede dar una chuchería con la que a su vez se le animará a salir.
Una vez el gato ya tiene el arnés, es conveniente que camine delante de la persona y dejarle buscar hacia el lugar al que quiere caminar y no se sientan cohibidos o sientan agorafobia.
Por este motivo, también es conveniente que ese primer patio tenga alguna pared o algún lugar para que el gato se cobije con el fin de evitar esos efectos. Una vez superado toda esta fase, ya se puede salir al exterior, más allá del patio.
Eso sí. También se deberá actuar de forma progresiva, empezando por zonas más tranquilas y con menos elementos que considere amenazantes para, posteriormente, salir a parques o calles más pobladas, bulliciosas y con tráfico rodado.
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