Hasta ahora, siempre se había dicho que los animales de compañía son beneficiosos para tratar muchas enfermedades incluida la depresión de sus dueños. Sin embargo, este efecto positivo no es tan bueno cuando la situación se produce al revés. Es decir, es el dueño el que tiene que cuidar de una mascota enferma. En estos casos, un estudio llevado a cabo pone de manifiesto que la persona tiene más riesgo de sufrir depresión cuando su animal de compañía está enfermo y tiene que cuidarlo.
Las conclusiones
Esta investigación de la Universidad Estatal de Kent (Estados Unidos) ha permitido constatar que cuidar a una mascota enferma puede aumentar el riesgo de padecer depresión. Una conclusión que se extrae después de haber comprobado que los dueños que tienen mascotas enfermas están más expuestos a un mayor nivel de estrés.
La clave estaría en que tienen que realizar un mayor esfuerzo constante para atender las necesidades de la mascota, lo que genera no solo más estrés, sino que también aumenta el riesgo de ansiedad que puede conducir a la depresión.
Las consecuencias aún van más allá porque el estudio también ha permitido comprobar que los dueños con mascotas enfermas reconocían tener un menor nivel de calidad de vida.
La investigación
El estudio -que es novedoso porque rara vez se ha estudiado este efecto en los dueños de las mascotas-, se ha realizado analizando el vínculo entre la carga del cuidador cuya mascota ha sido diagnosticada con una enfermedad terminal o crónica y el riesgo de ansiedad y depresión en los humanos.
Además, el estudio también ha estudiado esta misma relación en el caso de los veterinarios, ya que son los profesionales que se encargan de apoyar a los animales y a los dueños en el proceso de las enfermedades crónicas y terminales.
El estudio se ha llevado a cabo con 600 dueños de mascotas como perros y gatos, aunque solo 119 de ellos tenían un animal de compañía diagnosticado con una enfermedad crónica o bien en fase terminal. Estos 119 participantes fueron emparejados con otros 119 que tenían gatos o perros sanos para poder establecer la comparativa.
En el estudio también se ha tenido en cuenta, a la hora de emparejar a los participantes de ambos grupos, la edad y el sexo, así como la especie de la mascota que tenían.
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