Para muchas personas, la muerte de una mascota puede ser una pérdida terrible. Algunos no se imaginan que la pérdida de un animal puede ser tan triste. Muchas veces el dolor puede ser comparable al de la pérdida de un familiar. Todo te recordará a tu fiel amigo: su rincón del agua, su mantita, etc.
Con la pérdida de una mascota pueden variar los sentimientos de dolor y de culpa, ya que siempre se piensa en las cosas que se podrían haber hecho en determinadas ocasiones por el animal y no se llegaron a hacer.
Si la muerte es trágica o repentina, la pérdida puede ser aún más difícil de aceptar. Algunas personas optan por tener inmediatamente una nueva mascota, aunque otros prefieren esperar. Lo primero que puedes hacer es retirar las pertenencias de tu mascota. Puedes guardarlas de recuerdo o tirarlas para no sufrir cada vez que las veas. Intenta hablar con dueños de otras personas cuyas mascotas también han fallecido. Eso te ayudará a desahogarte y entender que la tristeza que tienes es normal.
Intenta adquirir otra mascota. Tener una nueva responsabilidad te ayudará en este proceso de adaptación. No se trata de “suplantar” a la anterior mascota, simplemente es un nuevo amigo con el que puedes empezar a compartir nuevas experiencias. Inevitablemente, con la vida viene unida la muerte, y todos tenemos que aprender a aceptar esto como una parte ineludible de la vida.