Parece el perrito de moda y cada vez se ven más en todas las ciudades, pero el carlino es una de las razas más antiguas y apareció hace más de tres mil años. Este entrañable animal fue el más preciado por la realeza china y hasta se creía que alejaban el mal de los templos. Era el regalo estrella en bodas de príncipes y emperadores y gozaban de un estatus especial en la corte. Tanto es así que estos perros estaban en el interior de los palacios para evitar que el pueblo los viera, dada su condición de criatura sagrada.
El pug, como también se conoce al carlino, es cuadrado y regordete, pero de estructura proporcionada. El peso ideal se encuentra entre los 8 y 9 quilos, aunque algunos ejemplares pueden rebasar la docena si los dueños sucumben a sus incesantes súplicas. Se dice que son braquicéfalos porque su cabeza es grande y su hocico, corto y chafado. Lo que más llama la atención de estas geniales mascotas son sus enormes y brillantes ojos, capaces de engatusar a quien ellos quieran.
El carlino es un perro de compañía muy astuto al que le maravilla estar con sus familiares humanos y con todo aquél que quiera recordarle lo bello que es. Siempre está dispuesto a jugar con sus amos o a dejarse acariciar. A pesar de ser cariñoso, también posee un excelente perfil de guardián y ladra enérgicamente cuando percibe, desde lejos, la presencia de desconocidos. De la misma manera, cuando el pug usa su sexto sentido y advierte la visita de un ser querido, lo recibe como sólo él sabe. Su amor incondicional y su naturaleza apacible y dócil lo convierten en la mascota perfecta para todas las casas. Si el perro es el mejor amigo del hombre, el carlino es su alma gemela.
Muy cierto, es una raza muy especial. Nosotros tenemos dos carlinas y la verdad es que se portan de maravilla. Son una raza admirable, se llevan bien con todo el mundo.