¿Cómo y cuánto viven los caballos de carrera?

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Los caballos son animales muy codiciados en el mercado de las apuestas. Su fuerza y velocidad combinadas con la elegancia que los caracteriza los ha vuelto muy atractivos para su explotación por dinero. Las carreras de caballos se han convertido en una variedad de entretenimiento muy popular en diferentes países del mundo.

Sin embargo, la naturalización de esta actividad arrastra polémicas sobre el maltrato que sufren los animales detrás de escena. Estos imponentes mamíferos, que en estado salvaje llegan a vivir alrededor de unos 25 a 30 años, tienen una esperanza de vida significativamente más corta cuando son nacidos y criados para competir que se reduce entre los 15 y 20 años.

Durante este período los caballos son explotados para obtener su mejor rendimiento, el estilo de vida de los animales de carrera se limita a competir y soportar los desgastes que su cuerpo vaya acumulando; enfermedades y lesiones crónicas, hasta que comience a perder sus facultades y su esplendor se apague.

La vida de un caballo criado para competir

Los caballos de carreras son moldeados para competir desde el día en que nacen. La crianza consta de darles una dieta estricta y un adiestramiento disciplinado hasta que cumplen los dos años, la edad mínima habilitada para que comiencen a correr. Entre los tres y cuatro años los caballos de carrera se encuentran en el auge de su rendimiento, luego comienza el declive.

Desde el día cero en que el animal llega al mundo cobra la importancia de un billete que circula en el mercado de las apuestas. Pero a sus dos cortos años los caballos ya comienzan a acumular dolores por exigirle a su cuerpo una fuerza y constancia que amedrenta contra las articulaciones y huesos que todavía no han concluido su etapa de desarrollo.

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El tratamiento para la cura de sus constantes lesiones puede costar un dineral para los propietarios que, por supuesto, intentarán obtener el máximo beneficio de la vida útil del animal. Los caballos llegan a velocidades de entre 55 y 60 km/h que sostienen en distancias de más de 3.000 metros. Se estima que uno de cada veinte no concluye las carreras por ser obligados a competir con un alto nivel de sufrimiento a cuestas.

Si se ha tenido la oportunidad de observar de cerca a los caballos, se puede notar algo peculiar y es que, los tobillos de estos mamíferos con extravagante potencia, son de tamaño similar al tobillo humano. Los caballos cargan en sus piernas el peso de aproximadamente 500 kilos, sin haber ninguna reglamentación que limite el máximo de carreras permitidas; esto queda supeditado a la decisión de sus dueños.

¿Qué les sucede cuando ya no son rentables?

Su vida es similar a las de los deportistas profesionales, que hacen brutales esfuerzos que se reducen a un periodo corto de plenitud. Pero a diferencia de los humanos, los animales no se retiran de su disciplina, sino que la misma industria los expulsa cuando dejan de ser útiles. La existencia de los caballos de carreras se reduce a complacer un mercado cruel y poco regulado.

Cuando los caballos comienzan a tener lesiones los veterinarios suelen administrar analgésicos que calman el dolor, pero no curan sus heridas. Cuando el rendimiento del caballo entra en un declive irreversible, los dueños realizan la última maniobra para obtener una ganancia y se lo vende a la industria ganadera que conduce al caballo al matadero para el consumo humano. Otras veces, se utiliza la eutanasia.

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En Estados Unidos, mueren durante las carreras alrededor de 800 caballos por año y otros 3.500 se desploman en las pistas sin poder finalizar los recorridos. La falta de regulación en este tipo de actividad considerada deportiva, es un problema vociferado por muchas organizaciones sociales que luchan por los derechos de los animales.

Seres que interactúan y disfrutan

Los caballos son seres sociables, viven en manada y se cuidan entre ellos. La vida de un caballo sano que crece en libertad y con posibilidades de moverse en el territorio puede ser longeva y llegar a los 35 años. Sin embargo, la prolongación de su vida también depende de factores como su raza, su tamaño y las posibilidades de alimento sujetas a variables externas, como el cambio climático.

Desde ya que no todos los caballos criados para correr son maltratados, muchos tienen acceso a una vida con buen alimento y excelentes tratamientos veterinarios. Aun así, las organizaciones y movimientos por los derechos de los animales han arrojado luz sobre la crueldad que acarrean las prácticas deportivas en las que los animales son utilizados con fines de entretenimiento.

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