Muchos de los que poseen gatos o perros como mascotas los aparean con otros de sexo contrario para que el ciclo de la vida continúe su curso. Una vez que los cachorros nacen es necesario que, al igual que todos los mamíferos, mamen de su madre durante un mínimo de entre seis y ocho semanas.
Pero en ocasiones la mala suerte invade a los recién nacidos, y pierden a su madre antes de que ese período termine, porque desaparece o muere, y la situación se complica. Para evitarlo debemos vigilar a nuestro animal en los días inmediatamente posteriores al parto ya que, especialmente los gatos, que son poco miedosos, pueden sufrir atropellos u otro tipo de accidentes.
Si a pesar de todo ocurre la desgracia los amos deben tener en cuenta que, si quieren salvar la vida de los cachorros huérfanos, el esfuerzo será grande, ya que tendrán que adquirir pequeños biberones y leche especiales para animales y encargarse de alimentarlos varias veces al día, que serán más o menos dependiendo del tamaño y la raza.
Aún así, debemos asumir que la vida de un cachorro sin madre siempre peligra y que las probabilidades de supervivencia son pocas, máxime si quedaron huérfanos a los pocos días de nacer, ya que la leche materna es, sin duda, la más adecuada para trasmitir a los perritos o gatitos los nutrientes necesarios para su crecimiento.
Por ello, y aunque es triste decirlo, debemos darnos con un canto en los dientes si salvamos a alguno de ellos. En el caso de que lo logremos, debemos continuar alimentándolos como al resto de cachorros, provocando el destete de forma paulatina y añadiendo, poco a poco, a su alimentación, primero papillas y después alimentos sólidos, aunque se recomienda que cada mascota siga una dieta específica marcada por su veterinario.