Muchas personas se toman al pie de la letra el dicho de que el perro es el mejor amigo del hombre, piensan que estos y otros animales están diseñados exclusivamente para hacer compañía a los humanos, para servirles y serles fieles, y se olvidan de que los perros también tienen sentimientos y que, de la misma manera que sus dueños necesitan de sus cariño, ellos necesitan sentir el afecto de sus amos.
De esta manera, cuando una persona, pareja o familia se plantea la compra de un perro, debe tener en cuenta que el animal tiene sus necesidades y que los dueños deben facilitarle el trabajo, ya que él no es autónomo para salir de casa, sobre todo si vive en un piso.
Todos sabemos que un perro es más feliz en una vivienda unifamiliar, una casa de campo o un chalet, pero en caso de que queramos tenerlo en un piso debemos plantearnos, antes de nada, si estamos dispuestos a cuidarlo como se merece y si tenemos tiempo para sacarlo a pasear tres veces al día, para llenarle su comedero cuando se le acabe la comida, etc.
Y es que estas necesidades tan básicas requerirán un mayor esfuerzo por parte de los amos que residen en un piso, ya que en una casa el perro, en caso de emergencia, podría utilizar el campo para defecar, por ejemplo, pero en un piso es impensable, siempre que el perro esté bien enseñado.
Además, los perros necesitan sentirse libres, tener espacios para correr y jugar, ya que el carácter nervioso y enérgico de la mayoría de ellos tiene que satisfacerse de esta forma. De lo contrario, nuestra mascota podría volverse agresiva y desobediente, lo que provocaría la rotura de muebles y ropa o la aparición de charcos de orina en el pasillo.
En general, si vives en un piso y deseas adquirir un perro es mejor que te decantes por uno pequeño, como un chihuahua o un yorkshire, ya que su carácter es más tranquilo y su ansia de correr en espacios abiertos es menor.