Un perro en un piso


Muchas personas se toman al pie de la letra el dicho de que el perro es el mejor amigo del hombre, piensan que estos y otros animales están diseñados exclusivamente para hacer compañía a los humanos, para servirles y serles fieles, y se olvidan de que los perros también tienen sentimientos y que, de la misma manera que sus dueños necesitan de sus cariño, ellos necesitan sentir el afecto de sus amos.

De esta manera, cuando una persona, pareja o familia se plantea la compra de un perro, debe tener en cuenta que el animal tiene sus necesidades y que los dueños deben facilitarle el trabajo, ya que él no es autónomo para salir de casa, sobre todo si vive en un piso.

Todos sabemos que un perro es más feliz en una vivienda unifamiliar, una casa de campo o un chalet, pero en caso de que queramos tenerlo en un piso debemos plantearnos, antes de nada, si estamos dispuestos a cuidarlo como se merece y si tenemos tiempo para sacarlo a pasear tres veces al día, para llenarle su comedero cuando se le acabe la comida, etc.

Y es que estas necesidades tan básicas requerirán un mayor esfuerzo por parte de los amos que residen en un piso, ya que en una casa el perro, en caso de emergencia, podría utilizar el campo para defecar, por ejemplo, pero en un piso es impensable, siempre que el perro esté bien enseñado.

Además, los perros necesitan sentirse libres, tener espacios para correr y jugar, ya que el carácter nervioso y enérgico de la mayoría de ellos tiene que satisfacerse de esta forma. De lo contrario, nuestra mascota podría volverse agresiva y desobediente, lo que provocaría la rotura de muebles y ropa o la aparición de charcos de orina en el pasillo.

En general, si vives en un piso y deseas adquirir un perro es mejor que te decantes por uno pequeño, como un chihuahua o un yorkshire, ya que su carácter es más tranquilo y su ansia de correr en espacios abiertos es menor.

La salud dental de tu perro


Para que un perro disfrute de una vida sana y feliz, es necesario mantener sus dientes y encías sanos. Aunque parezca que no lo necesitan, esto no es así. Si queremos evitar numerosos problemas asociados, es muy importante prevenir la aparición de sarro, algo que es muy frecuente sobre todo en determinadas razas.

Normalmente las enfermedades dentales aparecen como causa de los depósitos de placa que se van formando en la boca de los perros. Estos depósitos se forman con facilidad debido a la acumulación de células viejas, de saliva o de bacterias, que se irán depositando entre los dientes. Cuando estos depósitos de placa se endurecen, se forma entre los dientes lo que conocemos como sarro, un material marrón y maloliente.

Si estos depósitos de sarro que se han formado en la boca del animal no son eliminados, van a dar lugar a problemas como la gingivitis o la periodontitis. La gingivitis es la inflamación de las encías provocada por la aparición de ciertas bacterias. Si esta inflamación llegara a afectar a los tejidos más profundos de su boca provocaría una periodontitis o lo que es lo mismo la destrucción de los huesos y ligamentos que sujetan sus dientes. Estas enfermedades suponen la aparición de mal aliento, dolor, sangrado de encías y hasta la caída de los dientes. Si las bacterias proliferan pueden llegar a acceder a la sangre, lo que causaría una grave infección en ciertos órganos como el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado o el sistema nervioso central.

Para evitar problemas de tan gran magnitud es necesario mantener un cierto cuidado de la dentadura de nuestras mascotas. Cepillarle los dientes de forma regular utilizando un dentífrico especial para perros – nuestro dentífrico no es conveniente utilizarlo, si llega a ingerirlo podría causarle alteraciones gastro-intestinales – es la solución más eficaz. Sin embargo, si resulta difícil el cepillado se pueden emplear geles, sprays o huesos limpiadores.

El setter irlandés: un auténtico perro fiel


Si vives en una casa unifamiliar y estás pensando en comprar un perro te recomendamos decidirte por un setter irlandés, un animal amigable, cariñoso y fiel donde los haya y con una larga esperanza de vida, ya que suelen durar entre dieciocho y veinte años, una edad impensable para perros de otras razas.

El setter irlandés, también conocido como setter rojo, es un perro de caza mediano, atlético y con seguridad en sí mismo que necesita una correcta educación. Como a cualquier animal es preferible enseñarlo desde pequeño si deseamos que sea obediente, pero si cumplimos con un par de puntos lograremos tener un animal elegante y muy disciplinado.

Uno de los elementos claves para su adiestramiento es permitirle una buena dosis de ejercicio diaria, de una hora de duración como mínimo, ya que es necesario para su salud. Si además tenemos la posibilidad de llevarlo a correr a espacios naturales amplios, mejor que mejor, puesto que también se caracterizan por su gran energía y nerviosismo a los que deben dar rienda suelta. Por todo ello, es un perro ideal para los más deportistas y para aquellos que disfruten de dar largos paseos por el campo o la montaña.

Otro punto a tener en cuenta es el cariño a la hora de enseñarle modales, ya que se trata de un perro muy obediente con sus dueños, siempre que estos le eduquen con amabilidad. Si se cumple esta norma tendremos un animal educadísimo, al que podremos sacar sin correa y que acatará todas las órdenes de sus amos. Además, cuidará de la casa como si fuera suya, ya que no tiene buena relación con los extraños y le gusta proteger todo aquello que se encuentra en su entorno.

Entre los cuidados cotidianos cabe destacar el corte de uñas, la revisión de oídos – ya que son propensos a sufrir infecciones – y, sobre todo, el cepillado, ya que su pelo largo, liso y fino requiere un acicalado casi diario.

La importancia del olfato para los perros


A diferencia de los seres humanos, los perros no tienen tan desarrollado el sentido de la vista. Dependiendo de las razas y la anatomía de sus ojos, tendrán mayor o menor grado de miopía. Pero todos ellos son cortos de vista y ven mal de lejos, distinguiendo aún menos por la noche.

Hay una gran diferencia en relación a los sentidos caninos, si comparamos estos con los de los humanos. Aunque los perros perciban formas y ciertos colores (la hipótesis más fiable es que los perros únicamente ven algunos colores, como el amarillo o el azul, mientras que el resto los percibe como variaciones de gris), la jerarquía de sus sentidos es totalmente distinta. Para los humanos el sentido más importante es la vista, seguido del tacto, el oído, el olfato y por último el gusto. Sin embargo, para los perros el sentido primordial será el olfato y no así la vista, que se colocaría en tercer lugar en el nivel de jerarquía tras el oído y por delante del tacto y el gusto respectivamente.

El olfato es tan importante para los perros que los cachorros a los pocos minutos de nacer ya son capaces de encontrar, gracias a este sentido, los pezones de su madre para poder mamar. Sus ojos y oídos aún permanecen cerrados, por los que no tienen otra manera de hacerlo. Pocos días más tarde sus oídos y ojos se abrirán, lo que permitirá al cachorro familiarizarse con el entorno.

Es curioso además que los perros no sean capaces de observar una fotografía pero si pueden observar la televisión. Esto es debido a que, a diferencia de los humanos, ellos no se preocupan de las formas. Los perros le dan mas importancia a los rituales como el amor o el liderazgo. No es importante pues para ellos el color de los ojos o si se lleva algo puesto, pero sí lo es el movimiento. La televisión, la imagen, es movimiento y no así las fotografías. De esta forma un perro podrá reconocer a su dueño sin importar si este va disfrazado o cambia su tono de voz. Lo reconocerá simplemente por su forma de moverse.

Ingredientes de una dieta canina sana


Independientemente de cómo alimentemos a un perro, hay que cuidar que por lo menos su dieta cuente con una serie de ingredientes esenciales, porque una dieta equilibrada con nutrientes de alta calidad es vital para su buena salud. Los componentes esenciales de una dieta canina correcta son las proteínas y las grasas, sin olvidar un aporte de fibra. En las etiquetas de todos los alimentos para mascotas podemos observar la cantidad de estas sustancias que aportan a nuestro animal.

Las proteínas son moléculas complejas formadas por varios aminoácidos, que son los bloques de construcción de todos los tejidos del cuerpo y de todos los enzimas que facilitan las relaciones químicas del cuerpo. La mayor fuente natural de proteínas es la carne, pero, al igual que los humanos, los perros pueden obtener los aminoácidos esenciales que necesitan a partir de proteínas vegetales.

Las grasas contienen ácidos grasos esenciales. Son energía densa, con el doble de calorías por gramo que las proteínas o los hidratos de carbono; su aroma y su sabor además las hace muy apetecibles para los perros, y son imprescindibles para transportar las vitaminas. Los perros suelen preferir la grasa animal, pero la vegetal puede resultar igual de nutritiva. Por ejemplo, el aceite de linaza tiene beneficios nutricionales prácticamente idénticos a los del aceite de pescado.

La fibra es una parte natural de la dieta del perro, y necesaria para una buena digestión y unas deposiciones sólidas; la fibra absorbe el agua y transporta las vitaminas solubles por el cuerpo. La cantidad de fibra necesaria varía según la edad y el estilo de vida del perro.

El Terrier Tibetano: guardián necesitado de compañía


A pesar de su nombre, esta raza no es y nunca ha sido un terrier de trabajo que persiguiera animales en la superficie. Los primeros occidentales recordaban a estso perros, pero su nombre tibetano es dhoki apso, que podría traducirse como “el perro guardián de pelo largo”.

Tradicionalmente habitaban en los monasterios como compañeros y perros guardines de los monjes; ambos papeles los siguen cumpliendo fielmente hoy en día. Se creía que estos perros daban buena suerte y se entregaban como regalos o tributos, lo que acabó provocando que la raza llegara a occidente.

La doctora Greig, que trabajaba en la India en la década de 1930, recibió unos cachorros de un paciente agradecido, y así estableció el primer club canino occidental de estos perros en Gran Bretaña.

Suelen pesar entre los 8 y los 14 kg, alcanzan una altura es de 36 a 41 cm a la cruz, tienen un cuerpo fuerte y compacto, pies grandes y redondos escondidos bajo el abundante pelo de color variable, orejas en forma de V y doble capa de pelo, ondulada o lisa. Aunque amables, afectuosos y sorprendentemente vivaces, los terrier tibetanos nunca han llegado a ser tan populares como sus parientes más pequeños, los lhasa apso.

El único y acusado problema del carácter de esta raza es su ansiedad ante la separación: sufren mucho más que otras razas y se vuelven ruidosos e incluso destructivos si se los deja solos durante mucho tiempo. Aunque sus quejidos y ladridos se pueden llegar a controlar con un buen adiestramiento, los aullidos son más difíciles de eliminar; es algo que tendremos que tener en cuenta antes de decidirnos por esta raza.

Cómo prevenir infecciones en los perros


Parece un tópico, pero es cierto: en los animales, como en las personas, más vale prevenir que curar. Es más sencillo, barato, y nos ahorraremos disgustos y sufrimiento a nuestra mascota. Existen formas fáciles, demostradas y eficaces de proteger, por ejemplo, a un perro de las enfermedades infecciosas. La principal son las vacunas.

La vacunación es la razón más importante por la que ya no mueren en enormes cantidades perros por enfermedades infecciosas como el parvovirus o el moquillo. Aun así, algunos dueños tienen miedo de administrar vacunas a sus cachorros porque creen que eso puede producirles otros problemas.

Es evidente que cualquier procedimiento veterinario conlleva un riesgo, pero el riesgo de una vacuna eficaz y efectiva comparado con el riesgo de una enfermedad que puede llegar a ser mortal es realmente mínimo.

La vacunación o inmunización estimula la respuesta inmune natural y protectora contra el agente de la vacuna: las vacunas contienen patógenos muertos o vivos, pero modificados genéticamente. Algunas contienen sólo partes de los patógenos, por ejemplo, la concha de proteínas de los virus.

Las vacunas que hay que administrarle a un perro depende también de su lugar habitual de residencia o de los que vaya a visitar. Las vacunas contra enfermedades como la rabia, el moquillo, la hepatitis, y el parvovirus, duran al menos tres años, aunque algunos veterinarios pueden recomendar inyecciones anuales dependiendo del entorno.

Cómo aprender a pasear al perro


Hay ocasiones en las que algunos dueños, en lugar de estar paseando por su perro, tienen la sensación de estar siendo paseados por el animal. Perros que en casa son dóciles, pueden volverse completamente ingobernables en la calle; y que el paseo sea cómodo para el perro y el amo puede marcar la diferencia entre que sea un momento lúdico a compartir con nuestra mascota o un suplicio diario para ambos: con un buen adiestramiento se puede enseñar al perro a caminar junto a nosotros sin tirar de la correa.

¿Qué palabras podemos utilizar? “Quieto”, “siéntate”, “adelante” y “junto” son las cuatro órdenes básicas que nuestro can debe aprender a acatar; y las cuatro que nosotros debemos aprender a darle.

El perro debe sentirse cómodo llevando collar y una correa ligera. Es mejor empezar el adiestramiento en casa, preferiblemente en un pasillo sin obstáculos ni distracciones; luego se puede continuar en una zona exterior, pero sólo cuando por lo menos haya aprendido a aceptar cómodamente la orden “junto”. Las sesiones han de ser cortas, de entre 5 y 15 minutos cada vez, y nunca cuando el perro –ni su dueño- esté cansado. Piense con qué pierna va a empezar a caminar, es un detalle importante; ya que el perro se guiará por esa pierna.

Se debe comenzar dando las órdenes de “siéntate” y “quieto”, y cuando queramos que comienza a andar, “adelante”, al mismo tiempo que comenzamos a andar con la pierna izquierda. Mientras el perro se mueve a nuestro lado hay que darle la orden de “junto”, y si de repente tiende a acelerarse hay que turar suavemente de la correa y dar la orden de “quieto”. Después de dar algunos pasos, hay que parase y dar la orden de “quieto”; si lo hace bien, es conveniente una pequeña recompensa y una alabanza, y después repetir la misma secuencia de pasos.

Una vez que el perro haya aprendido a caminar a nuestro lado, se pueden empezar a introducir los giros: mientras se anda, se usa la mano izquierda para guiarlo hacia la derecha y cuando empieza a girarse se le da la orden de “junto”. Si llevamos al perro a nuestra izquierda, los giros hacia ese lado serán un poco más complicados: hay que aumentar el paso y deslizar la mano por el collar para controlarlo de cerca, el perro ha de estar cerca de nuestra pierna izquierda y atender a la orden de “junto” mientras aminora el paso para girar.

Poco a poco y repitiendo el adiestramiento de forma constante, será un perro educado que podrá pasear tranquilamente con su dueño.

Chequeos rutinarios: cómo observar la salud del perro a diario


Prácticamente todos abrazamos y acariciamos a nuestros perros cada día; les encanta y a nosotros también. Es muy sencillo aprovechar y convertir este acto natural en una inspección física corta, fácil y diaria; es una manera eficaz de detectar pequeños problemas que cogidos a tiempo pueden ser muy fáciles de resolver. Empezaremos por la cabeza y seguiremos por el cuerpo.

Vigilar que mantenga los ojos brillantes. Algunas razas tienen legañas por la mañana, pequeñas partículas duras de lágrimas secas que se quedan adheridas al pelo que rodea los ojos del animal. Normalmente se pueden retirar suavemente con el dedo, pero si están muy pegadas, se puede utilizar un algodón empapado en agua tibia.

Observar si las orejas están limpias. Los perros a los que les crece pelo en los canales auditivos, como los caniches o los terrier, son propensos a la acumulación de cera, lo que puede llevar a infecciones. Hay que levantar cada oreja y comprobar que no haya ningún olor raro, cera o inflamación.

Comprobar que los dientes y encías estén sanos. Es conveniente levantar el labio superior cada día para comprobar que las encías tienen un aspecto sano y rosado. La placa dental se puede acumular rápidamente, sobre todo en las razas pequeñas.

Confirmar que la piel y el pelo se mantienen frescos. Acariciando con las manos al perro por todo el cuerpo podremos notar si hay algún bulto extraño, o si es reticente a que le toquemos alguna parte porque pueda tener alguna molestia o dolor. Cualquier sensación pegajosa o de pelo apelmazado puede indicar alguna infección cutánea, y la piel, al apartar el pelo, no debe tener demasiada descamación.

Es bueno acostumbrarse a hacer este pequeño “chequeo” diariamente a nuestro perro, y acostumbrarlo a él; así podremos notar rápidamente cualquier variación preocupante y consultar con rapidez al veterinario.

Consejos veraniegos para perros


Sol, aire fresco, relax… a primera vista suena muy bien verdad per ¿Qué sucede cuando llega el verano y el calor se hace casi insoportable? Debes tener cuidado con tu mascota. Aquí tienes algunos consejos que os pueden ayudar a pasar un verano mucho mejor:

– Intentad ir a pasear por la mañana o por la tarde-noche. Las temperaturas son más frescas.

– Cuando salgas con tu amigo, siempre debes llevar agua. Intenta dejar durante la noche esta agua en el congelador para que el perro pueda disfrutar de agua fresca todo el rato. Si te pide descansar, no le fuerces y búscale una sombra donde se pueda sentar.

– Nunca dejes al perro solo en el coche. No pienses que por dejarle un poco la ventanilla abierta y en la sombra no le pasará nada. Tu amigo puede sufrir un desagradable golpe de calor que puede llegar a causarle daños cerebrales e incluso la muerte.

– Si sacas a tu amigo a dar un paseo por el campo, no le pierdas de vista. El buen tiempo hace que estos sitios se llenen de gente con sus mascotas y se pueden producir conflictos fácilmente.

– Asegúrate de que está protegido contra pulgas, garrapatas y otros tipos de parásitos. Esta es la temporada perfecta para estos desagradables bichitos.

– Evita las zonas de arena en las playas de arena o el asfalto caliente durante los días más calurosos, ya que se le pueden quemar las patas.

Cuidado con el uso de fertilizantes, plaguicidas e insecticidas en el césped, jardines y espacios verdes públicos. Estos, pueden causarle diferentes enfermedades si le da por ingerir la hierba.