Los gatos adoran la vida tranquila. Gran parte de su tiempo se lo pasan dormitando y descansando o bien sentados en nuestras piernas o en nuestro regazo dejando que les acariciemos, cepillemos o simplemente les demos algunos mimos. Salvo algunos ratos en los que jugamos con ello y alguna correría nocturna, la vida de nuestras mascotas felinas suele ser bastante sedentaria, por lo que si no cuidamos bien su alimentación, es fácil que el animal acabe sufriendo obesidad.
En la alimentación, deberemos tener en cuenta tanto la cantidad que le damos a comer como la cantidad de comida, sin olvidar los premios o golosinas que le podamos proporcionar de cuando en cuando, para que todo ello constituya una dieta sana y equilibrada.
Para evitar la obesidad, lo mejor es dar pequeñas porciones de comida al animal a lo largo del día repartidas en tres o cuatro veces. Si no lo hacemos así y se lo damos de una sola vez, nuestro gato se la comerá toda y seguramente pedirá más, y para evitar que se quede con hambre seguramente le daremos algo de comer, con lo que acabará comiendo mucho más de lo que necesita.
Para determinar qué ración le corresponde, deberemos hacerlo según las instrucciones de acuerdo a su peso y edad, aunque si nuestro gato ya presenta sobrepeso u obesidad, deberemos atender al peso que debería tener y no al que ya tiene.
Es importante también consultar la información nutricional de la comida que le demos a nuestro gato, especialmente si variamos la marca, prestando atención sobre todo a la cantidad de grasa que tiene.
Si tu gato se obsesiona con la comida y no deja de pedir que le des más, juega con él, ayúdale a hacer ejercicio y proporciónale juguetes que le mantengan entretenido y estimulado, para que se olvide de ella.