De media, los gatos pueden vivir de 15 a 17 años si son machos y entre 17 y 19 si son hembras, y aunque éste es un hecho biológico que no se puede cambiar, sí podemos intentar que nuestro gato sea lo más longevo posible proporcionándole una serie de cuidados, sobre todo cuando ya es un gato adulto y comienza a encaminarse hacia la vejez.
Los gatos envejecen poco a poco de forma casi imperceptible. De hecho, hay muchos gatos que no presentan trastornos asociados a la vejez hasta que son muy mayores y sólo si su amo los observa con mucha atención podrá apreciar los cambios sutiles que indican que el animal va cumpliendo años, como el hecho de que vaya desapareciendo el gusto por el juego, cada vez le guste más estar tranquilamente tumbado, pero sin que en ningún momento presente signos evidentes de vejez, a menos que presente patologías en las articulaciones.
Uno de los aspectos a los que deberemos prestar más atención es la alimentación, procurando que sea lo más equilibrada posible, sin grasas, dulces u otras sustancias que puedan tener una incidencia negativa en su salud. Si le damos pienso, deberemos asegurarnos de que sea adecuado a su edad o a cualquier patología que pueda presentar el animal.
También es importante, a medida que el gato va necesitando más descanso, no molestarle. Aunque nos divirtiera más que nuestro gato correteara por la casa jugueteando con todo lo que encontraba, es necesario que respetemos su necesidad de descanso. Sin embargo, no deberemos dejar de animarle a moverse y a jugar de cuando en cuando para mantenerlo en forma.
A medida que envejecen, los gatos encuentran más dificultades para su aseo diario, por lo que deberemos cepillarlo con mayor frecuencia, evitando que ingiera bolas de pelo, sobre todo si nuestra mascota pertenece a un ejemplar de pelo largo.