Cuando nos planteamos adoptar un perro, normalmente pensamos en un cachorro, porque nos parece que adoptar un perro adulto, que ya tenga sus costumbres y que haya sufrido abandono va a traernos muchos problemas, ya que el animal va a tener grandes dificultades para adaptarse a su nueva vida. Sin embargo, como pueden atestiguar muchos dueños de perros adultos adoptados, esta adaptación es mucho más sencilla de lo que podría parecer y la experiencia puede resultar realmente positiva y enriquecedora.
Si finalmente decidimos adoptar un perro adulto, deberemos tener en cuenta los consejos que nos den las personas de la protectora o la residencia de animales, ya que ellos suelen conocer el carácter de los perros que tienen acogidos y nos pueden indicar cuál es que mejor se adapta a nuestras necesidades, dependiendo de si tenemos hijos, si viajamos mucho, etc.
Deberemos también tener en cuenta que es normal que el perro pase los primeros días asustado, y necesita un periodo de adaptación.
Durante este tiempo deberemos tener mucha paciencia, sin forzar demasiado al animal y sobre todo no asustarle con gritos o golpes.
Una vez pasado el periodo de adaptación el animal se adaptará rápidamente a su nueva vida y adquirirá en poco tiempo las costumbres de su nueva residencia. Al ser adulto, además, nos ahorraremos tener que enseñarle a hacer sus necesidades en la calle y no tendremos que preocuparnos de que destroce todo lo que encuentra a su alcance para desarrollar su dentadura.
Quienes adoptan un perro adulto, además, comprueban como su grado de lealtad y fidelidad es mucho mayor que el de cualquier otro animal. Al adoptarlo, le hemos rescatado de la situación de abandono y desamparo en la que se encontraba, por lo que sentirán verdadera adoración por todos los miembros de su nueva familia.