Las mascotas son mucho más que animales de compañía. La mayoría de las personas desarrollan sentimientos y establecen lazos con ellos que son realmente fuertes, lo que desencadena en dolor y duelo cuando fallecen. ¿Qué se puede hacer en estos casos? Aquí damos una serie de consejos a tener en cuenta ante un hecho que, lamentablemente, siempre llega.
Consejos
La muerte de una mascota es una situación muy dolorosa. En general, la mayoría de las personas –se estima que en torno al 80%-, supera esta etapa de forma natural, mientras que alrededor del 20% necesita algún tipo de ayuda porque les resulta complicado afrontar esta situación.
¿Qué puede hacerse para aliviar el dolor? Lo primero que hay que tener claro es que el proceso de duelo es algo normal y natural, estando además formado por varias fases que, con cuya consecución, se van superando. De este modo, se debe ser consciente de que este pesar tiene una duración, que puede llegar al año, siendo los tres primeros meses el período más duro o difícil.
Lo mejor para paliar la solución es intentar hacer la vida normal lo antes posible y hablar con personas, familiares o amigos, para trasladarles nuestra pena y que puedan ayudarnos a superar la pérdida. También es positivo estar en contacto con quienes hayan pasado ya esa situación porque suelen escuchar y entienden por lo que se está pasando.
Esto permite expresar los sentimientos y emociones, además de evitar el miedo a no ser entendidos cuando se habla de la muerte de la mascota. Un aspecto este último que es habitual que frene la necesidad de hablar.
Muchas personas tienden rápidamente a sustituir a la mascota. No es lo más adecuado. Lo conveniente es sustituir al animal de compañía pasados unos tres meses, salvo que no se consiga superar el duelo y un profesional recomiende otra pauta de actuación.
¿Es mucho tiempo
Cada persona afronta el duelo de una manera distinta. Y, ¿cuándo saber si se necesita ayuda? La cuestión es clara: pasa más de un año y se sigue teniendo malestar, mucha tristeza, se duerme mal o se tienen dificultad para dormir, no se come… En todos estos casos, sería necesario acudir a un especialista. También es positivo apoyarse en amigos o familiares.
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