Es todo un clásico. Sobra comida en casa y da lástima tirarla a la basura sin más. ¿Qué hacer? Dársela al perro para que se dé un festín es una opción, pero a decir verdad no es lo que recomiendan los veterinarios y los expertos en nutrición canina.
Los motivos por los que no hay que hacerlo son diversos, así que vamos a mencionarlos a continuación para que no cometas un error que por desgracia se repite en muchas casas.
Alimentos perjudiciales para su salud
Hay ciertos alimentos que un perro debe evitar a toda costa. Entre ellos encontramos el chocolate, la cebolla, los productos lácteos, el arroz cocido o los huesos. ¿Los huesos? Sí, los huesos. Aunque los hayamos visto en muchas películas, son peligrosos para cualquier perro porque pueden atravesarse en su aparato digestivo y perforar su estómago, algo que requiere una intervención quirúrgica urgente. Como lo que realmente les gusta es morder los huesos, lo que hay que hacer es darles uno que sea específico para ello. No te costará encontrarlo en las tiendas que venden productos y comida para mascotas.
Dieta poco equilibrada
El sistema digestivo de un perro tiene problemas a la hora de asimilar la ingesta de comida para humanos, que suele ser rica en proteínas, demasiado salada y pobre en una serie de nutrientes que son necesarios para que el perro mantenga una dieta equilibrada. El pollo cocido, siempre y cuando esté totalmente deshuesado, sí que puede ser un alimento apropiado para ellos.
Malos hábitos
Si a un perro le acostumbras a la comida que sobra de vuestros platos, no hará otra cosa que acudir a la cocina cuando vea que os levantáis de la mesa. Dejará de comer pienso para perros, que es lo que realmente necesita, y no tardará en coger sobrepeso. Además, es probable que cuando vayáis a comer a un restaurante moleste al resto de comensales en su afán por conseguir comida.
Gánatelo dándole cariño
A un perro no deberías ganártelo a base de premios que en realidad no le convienen. Deberías estar por él, sacarlo a pasear, acariciarlo… No hay que maleducarlo dándole comida cada dos por tres para que nos quiera más.