El dragón barbudo o pogona es un animal que también puede tenerse como mascota en casa. En muchas ocasiones se confunde con una iguana, pero son distintos. Lo que no cambia es que, como todo animal, requiere de una serie de cuidados y atenciones específicas para que pueda vivir bien en el hogar. Un aspecto para el que es clave igualmente conocer sus particularidades.
El dragón barbudo
Esta especie forma parte de los reptiles. En concreto, es un lagarto iguanio que procede de Australia. En general, es uno de los más elegidos como mascota porque tiene un tamaño reducido y, además, su temperamento suele ser bastante dócil, aparte de tener un carácter bastante más sociable en comparación con el resto de reptiles.
El dragón barbudo es una mascota que confía en las personas y muestra cierta proximidad en la relación con los dueños, llegando incluso a buscar el juego. También se dejan coger y acariciar sin sentirse molestos aunque, como en toda mascota, es preciso previamente ganarse su confianza.
Esa necesidad de que confíen en las personas es clave porque el dragón barbudo tiende a la soledad y a ser independiente, salvo en la época de la reproducción. Y, a pesar de su carácter apacible, hay que tener cuidado si va a convivir con otros animales o reptiles en el hogar porque puede mostrar agresividad para defender su territorio.
De hecho, no está recomendado tener dos dragones barbudos. Si se quieren tener, es mejor elegir dos hembras o bien uno de cada sexo para evitar esos choques por el carácter territorialista, que está más acentuado en los machos.
Cuidados
La alimentación del dragón barbudo se basa en alimentos vivos como grillos, cucarachas o saltamontes, aunque también es posible darles alimentos de origen vegetal como zanahorias o lechugas.
Para vivir en casa, precisan de un terrario, que es fundamental para el período de hibernación de hasta tres meses. No obstante, pueden salir de él, pero hay que tener cuidado porque son animales que corren muy rápido.
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