Perros y gatos son diferentes, pero tienen cosas en común que van más allá de ser animales de compañía y las mascotas preferidas por los hogares españoles. Y, ¿en qué coinciden? Aunque parezca increíble tienden a tener las mismas fobias. Unos temores que es mejor conocer para velar por su mayor bienestar en el hogar.
Las fobias
Una de las fobias que tienen en común perros y gatos son a las tormentas, petardos y fuegos artificiales, lo que se debe sobre todo a que estos sonidos afectan a sus oídos en profundidad, teniendo consecuencias sobre su estabilidad sensitiva.
Es una situación que puede prolongarse durante horas, a pesar de que ya haya cesado el sonido de truenos o petardos. Así es habitual que en estos casos, las mascotas tiendan a escarbar en suelos, aunque no se pueda, o intenten abrir las puertas para tratar de escapar.
Son situaciones que conviene controlar porque les produce estrés, aparte de experimentar otros síntomas como la aceleración del ritmo cardíaco –incluso puede desencadenarse un paro- y respiratorio.
Una alteración similar se produce ante otro tipo de ruidos de objetos que son cotidianos en el hogar como es el caso de las aspiradoras y secadoras, ya que hacen –sobre todo el primero-, un ruido ensordecedor.
Pero no son los únicos aparatos electrónicos en el hogar que les genera esa sensación. También les sucede con el secador de pelo e, incluso, con la campaña extractora de la cocina.
Y perros y gatos también comparten el miedo por un animal, que también causa mucho temor entre los humanos y, en general, entre todos los mamíferos: las serpientes. Ambas mascotas sienten pavor al ver a este reptil ante el que solo tendrán ganas de salir corriendo para salvarse.
Pero, aunque estén a salvo, el susto y el miedo todavía les durará bastante tiempo, llegando incluso a prolongarse durante unas horas. Esto es importante sobre todo si se vive en entornos en los que puede haber serpientes –aunque no sean las más letales-, como zonas de campo o áreas rurales.
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