Los gatos persa y de angora son de los más bonitos por su pelo. Es, precisamente, una particularidad por las que muchas veces se confunden, aunque tienen importantes diferencias entre sí y que no solo están relacionadas con su pelaje. Aquí te contamos las principales para que sepas diferenciarlos y tomar la mejor decisión si quieres tener un minino como animal de mascota.
Rasgos físicos
Como ya hemos adelantado, una de las principales diferencias está en su pelaje. Aunque ambos son muy bellos, los gatos persas tienen más cantidad de pelo. Esto hace que, visualmente, se vean como más esponjosos.
Por su parte, el gato de angora tiene el pelo más corto y más pegado al cuerpo. Esto hace que lo pierdan en menor medida que el persa en los meses de calor. También requiere de menos cuidados.
Otra diferencia está en su tamaño. El gato de angora se caracteriza por tener un cuerpo más estilizado y esbelto. En general, suele medir entre 20 y 25 centímetros. Sin embargo, el gato persa tiene un cuerpo más robusto y su tamaño es mayor: entre 40 y 50 centímetros.
La cabeza y las orejas del gato persa son más redondeadas e, incluso, pueden tener manchas a los lados de los ojos por el lagrimeo típico de esta raza. Por el contrario, los rasgos en el gato de angora son más alargados.
Y una gran diferencia está en su nariz. En el gato persa, está totalmente achatada, mientras que los de angora la tienen más alargada.
Comportamiento
Ambos gatos también se distinguen por su comportamiento. En general, el gato de angora tiene más capacidad de adaptación y una más fácil convivencia que el persa, que tiene un carácter más independiente, lo que puede hacer incluso que manifieste mal humor. De hecho, no es un gato al que le guste el contacto o las muestras de cariño si no las pide.
El gato de angora es más afectuoso, aunque también necesita su espacio. Además, este minino también es más favorable a conocer nuevas personas como las visitas que lleguen a casa.
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