Son muchos los factores que pueden intervenir en la salud de un reptil. De hecho son animales que nunca van a estar completamente desparasitados. Por eso su sistema inmunológico debe estar siempre en perfectas condiciones para poder controlar todas esas bacterias y parásitos para evitar que se les reproduzcan en exceso y afecten a su organismo.
Para saber si un reptil está sano lo más sencillo es observar su piel. Si esta está rellena y no tiene demasiados pliegues será síntoma de buena salud. Si no fuera así, podría ser consecuencia de una deshidratación. Es importante también que la coloración de su piel sea completa y brillante. Además su muda de piel ha de ser regular en relación con la etapa de crecimiento en la que se encuentre el animal.
Podemos fijarnos también en su comportamiento. Normalmente un reptil sano se mantiene atento a todo lo que sucede a su alrededor, se alimenta y bebe agua, defeca de forma habitual según la especie y se termorrgula durante el día. Debemos vigilar además sus posibles cambios de conducta o en su aspecto que nos podrán evidenciar una posible estrés o enfermedad.
Pero sobre todo tenemos que tener en cuenta una serie de factores externos a ellos. Su terrario ha de tener la medida y ambientación necesaria para la especie en cuestión, así como la humedad y el agua que necesiten. El animal ha de tener además en este hábitat tanto espacios de mayor como de menor temperatura y una iluminación adecuada que regule los ciclos del día y la noche. Debemos cuidar su terrario, mediante una limpieza regular, y ofrecerles una comida saludable y adecuada para cada especie.