Juegos que provocan problemas de comportamiento en el gato


Una de las actividades preferidas por quienes tienen un gato es dedicar un tiempo a jugar con él, especialmente si es cachorro. La tendencia natural del gato a intentar cazar todo lo que se mueve y su pasión por las madejas y otros juguetes lo convierte, tanto para él como para nosotros en un pasatiempo divertido.

Sin embargo, no siempre jugamos con el animal de forma correcta, lo cual puede derivar en problemas de ansiedad o de mordiscos y arañazos cuando el animal es adulto, problemas que tienen su origen sobre todo cuando el animal es cachorro.

Uno de los errores más frecuentes que cometemos cuando nuestro gato es pequeño es jugar con él con nuestras manos. Resulta cómico verle seguirlas mientras la movemos de arriba a abajo o hacia los dados o las movemos sobre el suelo delante de él, al igual que tampoco con los pies. Aunque cuando son pequeños puede ser divertido, cuando son adultos seguirán considerando nuestras manos y pies como un juguete, y sus mordiscos o arañazos pueden llegar a ser realmente dolorosos, y derivar incluso en un comportamiento compulsivo molesto o en comportamientos de agresividad que hacen, en algunos casos, muy difícil la convivencia con el animal.

También es importante no agobiarlo cuando no quiere ser acariciado o que le cojamos en brazos y quiere estar tranquilo. En estos casos, es habitual, sobre todo en los niños, cogerlo, abrazarlo o hacerle rabiar para que juegue con ellos, actitudes que generan una gran ansiedad en el animal que se puede traducir en agresividad.

Nunca deberemos jugar con el gato con excesiva brusquedad, tirándole de la cola o de las patas, ya que, además de que podemos causarle daño, nuestro gato nos cogerá miedo, y desarrollará hacia nosotros actitudes agresivas o de evitación.

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