La historia del Boston terrier


Podríamos definir a los Boston terriers como perros muy compactos. Sus cabezas suelen ser planas, sin arrugas y presidiendo, unos ojos oscuros muy separados. Sus pequeñas orejas siempre están rectas y su hocico es ancho y plano. Su estructura es cuadrada, con un bonito tono muscular, y una cola corta rechoncha. La piel de un Boston es fina, corta y delgada. El cuello está ligeramente arqueado y llega hasta su amplio pecho. Su rostro muestra una gran personalidad e inteligencia.

El Boston es un perro muy tranquilo y puede adaptarse a casi cualquier condición de vida. Pueblo o ciudad, apartamento o casa de campo… pero siempre intentando que tenga la posibilidad de socializar con otros perros. Se llevan muy bien con los niños, los gatos y otros animales. Les encanta que estés pendientes de ellos haciéndoles carantoñas. Son nos expertos en avisos. Fíjate cuando alguien llame a la puerta de casa. Rápidamente irá a avisarte.

Si quieres un perro que esté junto a ti todo el día, esta es la raza de perro perfecta. Puedes realizar diferentes deportes con él, siempre y cuando no sea natación. La raza se originó alrededor de 1870 cuando Robert C. Hooper compró un perro al que llamó Hooper’s Judge. Este animal era un cruce entre un Bulldog Inglés y un terrier Inglés.

El perro “intimó” con una perrita más pequeña de bulldog francés. Los cachorros, debido a su corpulencia, fueron entrenados para las peleas. El Boston es la primera raza reconocida y originaria de los EE.UU. Este perro fue el primer perro no deportivo criado en América.

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