Pocas cosas hacen tanta ilusión a un niño como tener un perro, sobre todo si el niño es un gran amante de los animales. Cada vez que ve un perro en la calle o en el parque se acerca, lo acaricia y los padres pueden ver que desea tener uno con todas sus fuerzas. Esto normalmente los lleva a plantearse la posibilidad de adquirir o adoptar uno, pero antes es necesario pensar detenidamente si nuestro hijo está preparado para tener un perro.
Si adoptamos un cachorro, deberemos tener en cuenta que tenderá a morder todo lo que encuentre a su alrededor, incluidos los juguetes de los niños, por lo que lo ideal es tener un perro cuando nuestro hijo ya puede colocar sus juguetes por sí mismo.
También deberemos tener en cuenta que normalmente los niños toman a los perros, sobre todo si son cachorros, como juguetes. Es preferible esperar al momento en que el niño se dé cuenta de que son seres vivos a los que es necesario cuidar, ya que entonces podrá disfrutar de todos los beneficios que le proporciona una mascota, al tiempo que desarrolla el sentido de la responsabilidad contribuyendo a su cuidado.
Normalmente, hasta que el niño cumpla los ocho o nueve años serán los padres los que se ocupen principalmente del animal, pero deben permitir que el niño se implique poco a poco en las tareas que pueda realizar según su edad.
También deberemos asegurarnos de que nuestros hijos no sufren ningún tipo de alergia a los animales. Para el niño sería muy duro compartir algunos días o meses en compañía del animal para finalmente tener que cederlo a otra familia por cuestiones de salud.